Era un espléndido día en Musutafu, con el sol brillando a través de las ventanas de la lujosa sala de estar de la familia, iluminando cada rincón como si celebrara un acontecimiento extraordinario. Sin embargo, para Tn, esa luz pronto se tornó en una sombra de incredulidad. Con los ojos muy abiertos y la boca entreabierta, absorbió las palabras de su padre como si fueran un eco ensordecedor resonando en su mente.
—¡Tn, hijo! Hemos decidido que no te dejaremos la compañía multinacional. Tu hermana será quien asuma esa responsabilidad. —A su lado, su hermana apenas podía contener la risa, disfrutando de la expresión de asombro que se dibujaba en el rostro de su hermano. Era como si estuviera presenciando un espectáculo cómico, y la desconcertante reacción de Tn solo alimentaba su diversión.
—¿Qué? ¡¿Cómo es posible?! ¡Eso es completamente ridículo! —Tn exclamó, su mente luchando por procesar la noticia. Había dedicado toda su vida a soñar con ser el CEO, el propietario indiscutible de la empresa familiar, disfrutando de cada fiesta, cada evento, cada oportunidad de brillar como la estrella que se consideraba. No solo anhelaba estar en la cima, deseaba gobernar el mundo empresarial, con el prestigio y el poder que eso conllevaba. Pero ahora, su hermana, siempre la más seria y responsable, se llevaría ese puesto privilegiado.
—¡Papá, debería ser yo quien esté al mando! ¡Me he preparado para esto toda mi vida! ¡Soy el que sabe cómo hacer que la empresa brille en el mercado! —Sin embargo, su padre, con una mirada tranquila pero decidida, continuó.— Tn, tienes un don natural para las fiestas, pero la empresa necesita algo más que eso. Tu hermana posee la madurez y la dedicación necesarias para llevar el legado adelante. —La risa de su hermana resonaba en la habitación, una melodía de burla que reverberaba en cada rincón de su mente.
—¿Yo? ¿El héroe? ¡No, gracias! Solo quiero ser el rey de esta compañía, el CEO admirado por todos, no el que se va a la academia U.A. para seguir un camino heroico que no me interesa! —Tn se sentía como un clown en un espectáculo, atrapado en un papel que nunca había solicitado. Su vida de fiestas, de conquistas y de despreocupación se desmoronaba ante sus ojos, y la idea de ser el legado heroico de una familia de famosos héroes lo llenaba de pánico. Sin embargo, en el fondo, había una chispa de curiosidad. Quizás, solo quizás, ser un héroe podría ser más divertido de lo que había imaginado. Pero, por el momento, todo lo que sentía era que había sido arrojado al centro de un escenario que no estaba preparado para afrontar.
Mientras Tn avanzaba por los pasillos de la Academia U.A., su expresión era un despliegue de incredulidad y resignación. Con las cejas arqueadas y los labios fruncidos en una mueca de desagrado, caminaba como si estuviera atravesando una zona de guerra de aspirantes a héroes. En su mente, los pensamientos giraban en un torbellino vertiginoso, y cada nuevo rostro que veía le recordaba lo que realmente no quería: ser parte de ese mundo heroico.
—¿Héroes? ¿De verdad? —comenzó a narrar para sí mismo, mientras pasaba junto a un grupo de jóvenes que parecían estar en la cima de sus vidas, llenos de entusiasmo y sueños de salvar el mundo. —Esa gente está completamente loca. Todo este rollo de salvar a los demás, de luchar contra los villanos... simplemente no es lo mío.