Episodio 3.5

6 0 0
                                    

Kazuma y Okami, después de pasar un rato en el café disfrutando de postres y bebidas calientes, decidieron que era momento de regresar al campus de la escuela de hechicería de Kobe. Salieron del acogedor café, y mientras avanzaban, la ciudad los rodeaba con un encanto especial. Aunque la noche había avanzado, los edificios y luces de las calles aún mantenían a Kobe vibrante y llena de vida.

Kazuma: “¿Sabes? Cada vez que caminamos juntos de regreso al campus, me siento como si estuviera en un sueño. Una versión ideal de la realidad.”

Okami: “¿Una versión ideal? ¿Y eso?”

Kazuma la miró, sonriendo.

Kazuma: “Porque estás aquí. Porque, a pesar de todo, tenemos estos momentos para recordar que, al final del día, esto es lo que importa. Después de tantas batallas y de la incertidumbre de lo que pueda venir, tener una noche así es un respiro.”

Okami le dio un pequeño golpe en el hombro, aunque con cariño.

Okami: “Eres un sentimental, Kazuma, pero me encanta. Yo también lo siento. A veces los días se sienten pesados, y después de todo lo que has pasado, cada noche tranquila se convierte en un lujo.”

Mientras caminaban, Okami miró los escaparates de las tiendas, donde algunos maniquíes exhibían kimonos y yukatas de diseños coloridos.

Okami: “¿Sabes? Podríamos volver a salir el próximo fin de semana, pero esta vez, podemos vestirnos con yukatas. Creo que sería divertido.”

Kazuma: “Es una gran idea. Y, ¿por qué no? Podríamos planear un día completo en Kobe, como un verdadero descanso… sólo nosotros dos.”

Okami: “¿Estás proponiendo una cita, Kazuma?”

Kazuma fingió sorpresa y levantó ambas manos, riendo.

Kazuma: “¿Y por qué no? Siento que ahora, más que nunca, debemos aprovechar los momentos juntos. Quiero que sepamos que también podemos darnos tiempo, aunque sea entre tanto trabajo y entrenamientos.”

La conversación continuó de forma ligera, mientras ambos compartían sueños, pequeñas metas, y hasta chistes internos que sólo ellos entendían. Al acercarse a la entrada del campus, la calma de la noche se apoderó de ellos; el silencio del lugar contrastaba con la bulliciosa ciudad que habían dejado atrás.

Subieron las escaleras del edificio de dormitorios compartidos, cada paso resonando en el pasillo vacío. Kazuma, aún sintiendo los efectos de la cena y la cálida relajación de la ducha termal, notaba cómo sus pasos se volvían más pesados, el cansancio invadiendo su cuerpo.

Al llegar a la puerta de su habitación compartida, Kazuma se detuvo un instante, miró a Okami y, como si fuera la primera vez que entraran, dijo con tono ceremonioso:

Kazuma: “Señorita, bienvenidos a nuestra humilde morada.”

Okami: “Gracias, caballero.”

Ambos rieron suavemente mientras entraban. La habitación era pequeña, pero acogedora, con una decoración sencilla, un par de futones en el suelo, una pequeña mesa baja y una ventana que ofrecía una vista de los jardines del campus.

Okami se quitó el abrigo, y Kazuma la ayudó a colgarlo.

Kazuma: “Sabes, cada vez que volvemos aquí, me siento… seguro. Este lugar tiene una paz especial.”

Okami: “Creo que es porque lo hemos hecho nuestro. Pasamos tanto tiempo aquí juntos que cada rincón se siente parte de nosotros.”

Kazuma: “Tienes razón. Bueno, vamos a preparar la cama, ¿no?”

Entre risas y bromas, extendieron el futon y las mantas. Al terminar, Okami se sentó en el borde, observando a Kazuma con una expresión suave.

Okami: “Gracias por hoy, Kazuma. No sabes cuánto significó para mí todo esto. Me hacía falta, y creo que a ti también.”

Kazuma se sentó junto a ella y la rodeó con un brazo.

Kazuma: “Gracias a ti por estar a mi lado en todo momento, Okami. A veces me pregunto cómo llegué a tener tanta suerte. Eres increíble, y me siento agradecido cada día por poder compartir esto contigo.”

Se quedaron en silencio, disfrutando de la presencia del otro. Después de un rato, Okami bostezó, y Kazuma no pudo evitar reír suavemente.

Kazuma: “Creo que es hora de dormir.”

Okami: “Lo sé. Estoy agotada. Pero antes de dormir…”

Se inclinó hacia él y le dio un suave beso en la mejilla.

Okami: “Buenas noches, Kazuma.”

Kazuma le devolvió el gesto con una sonrisa tierna.

Kazuma: “Buenas noches, Okami.”

Ambos se acomodaron en sus respectivos lados, y la calma de la habitación los envolvió, mientras el cansancio de un día perfecto los llevaba lentamente al sueño, listos para enfrentar lo que el día siguiente trajera.

PrologoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora