Sergio, ícono de la moda, conoce a Max, el joven piloto de Red Bull. Ambos jóvenes están destinados a estar juntos, pero sin embargo, tendrán que enfrentarse a los problemas de la industria.
Terminaron las prácticas en Mónaco. Max estaba cansado, tomó un poco de agua y encendió su teléfono para revisar las redes sociales.
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@FashionistaDiario 2 h • El modelo Sergio Pérez vuelve a deslumbrar al público con sus increíbles pasarelas y su característica personalidad. 🥰 ────୨ৎ────
Max sonrió ante la publicación, pues no había tenido tiempo de charlar con Sergio debido a sus trabajos. Más abajo apareció una publicación que le llamó la atención: un rumor sobre que Sergio pudiera asistir al GP de Mónaco. Tomó un poco más de agua y sonrió. Fue captado por las cámaras sonriendo al teléfono; de inmediato se puso serio, sabiendo que posiblemente se crearía un rumor innecesario sobre a quién le estaba sonriendo.
────୨ৎ──── MaxVerstappenFanPage @maxversfanpag
Max sonriendo al teléfono, ¿será que nuestro león ya tiene un pretendiente? ¿Quién crees que será la afortunada? Hay fuentes que creen que es Kelly Piquet debido a las fotos de ellos dos juntos. ¿Qué opinas tú?🤔 ────୨ৎ────
El día de la carrera había llegado. Sergio estaba en su casa, su jet privado había aterrizado y se sentía exhausto. Pero aún tenía que prepararse para el GP de Mónaco; se había comprometido a ir, así que no podía faltar.
Sergio se levantó de la cama y se dirigió al baño para refrescarse. Se lavó la cara, intentando despejar el cansancio. Mitla, su gatita, ronroneaba entre sus piernas, frotándose contra él. Sergio sonrió y acarició a Mitla, que buscaba más atención y mimos.
—Oh, Mitla, mi amor bello—, bostezó—. Debo comer ya o voy a explotar.
Sergio recogió a Mitla del piso y se la llevó a la cocina para preparar algo de comer. Había pedido que alistaran su casa y había dado un listado de la comida que necesitaría para los tres días que estaría en el país.
Abrió su nevera y encontró la comida para Mitla. La gatita, atraída por el olor, intentó meter su cabeza en la nevera. Sergio rio y la soltó para coger la comida de Mitla.
Ambos no habían comido bien, y la comida del jet no es precisamente la mejor. Siempre que llegaba de un viaje, hacía un banquete para él y Mitla para compensar el mal sabor y la hambre del momento.
Hacía su especialidad: huevos rancheros y chilaquiles, y tomaba un café cargado o agua. Siempre le daba a Mitla así que no había sobras ni desperdicios, solo platos sucios y una cocina que limpiar.
—Mitla, amor, ven ya está tu comida, mi amor—, dijo Sergio con un tono meloso, dejando la comida de la bengali en el piso.
Mitla, que estaba en la sala afilando sus uñas, fue hacia Sergio. Al ver su plato de comida, comenzó a comer.
