N°3: Darse mimos.

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Chloe se encontraba acostada boca arriba en su cama, mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo entero.

Estaba exhausta ya que el día anterior había salido a correr con Lonnie, una amiga suya, y hoy había tenido un examen, el cual tenía temas bastantes complejos.

Red había bajado al primer piso para traer un vaso con jugo junto a unas galletas que había preparado la mamá de Chloe, las favoritas de ambas ya que la señora Ella, era muy buena cocinera.

Cerro sus ojos por unos minutos hasta que sintió la puerta abrirse y una cabeza apoyarse en su estómago.

Estaba más que claro que se trataba de Red.

Dirigió su pequeña mano hacia allí, donde comenzó a dar leves caricias, sintiendo los leves rulos que tenía el cabello de su mejor amiga.

Amaba acariciarlos, ya que eran muy suaves y al estar desordenados, le daba una apariencia relajada y bastante más tierna a la más alta. Su pelo rojo ondulado era su perdición.

Red se acomodó mejor, dejando un poco de espacio para comenzar a masajear la pancita de Chloe por encima de la ropa. Chloe sonrió aún con los ojos cerrados.

Un bostezo se escapó de sus labios y escucho a Red haciendo lo mismo

Las caricias eran tan delicadas, que fue inevitable que ambas se fueran quedando dormidas lentamente, el sueño se apodero de sus cuerpos.

Ambas se quedaron dormidas luego de las caricias dadas. Una al lado de la otra. Con sonrisas adornando los rostros de ambas y olvidando las galletas que Red había traído.

10 pasos | Glassheart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora