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Charlie

Cuatro para las 7:00AM, termina de ajustar los últimos detalles de su vestimenta frente al espejo, apretando su corbata.
Se mira por última vez, acomodando un poco su cabello y perfumandose, asegurando de tener una gran presentación.

—¿Está todo en orden?— la voz de su hermana mayor Tori, interrumpe sus pensamientos.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que no entres a mi cuarto?— responde una sonrisa de vergüenza.

—Te oigo tartamudear, y quería ver si estabas bien.— la chica de cabellos cortos se sienta en la cama.

—Estoy mejor que nunca.— acaricia la mano de su hermana. —Ya no tengo dieciséis años, estaré bien.— sonríe gentilmente.

—Ok.— Tori le corresponde con un suave abrazo. —Entonces, ve por ello, se te hace tarde.—

—Es verdad, debo irme ya.— se despiden de beso en mejilla. — Te veré más tarde.— Charlie sale de su habitación con su maletín en mano, agarra las llaves de su auto de la barra de la cocina junto con su café.

—Que tengas un excelente día, Charles.— Tori se despide de él, con una bebida en su mano.

Con las manos en volante, Charlie manejaba hacia su destino, sus ojos azules veían el amanecer que pintaba el cielo esa mañana, ese comienzo de un nuevo capítulo después de haber dejado la ciudad en dónde se crío, dónde sepultó vínculos que marchitaban su sentir, por el nuevo comienzo de su vida tras haber aprobado el examen profesional.

—¿Estoy listo?— su mente hizo eco la pregunta del millón. Ajustó su espejo retrovisor y se miró a él mismo, sintiendo una determinación y confianza. —Si, Charles, estás listo..— afirmó. —Todo va a estar bien.. iniciarás el día excelente..— habla para el mismo en el volante, aunque sintiera esa sensación de ansiedad en el estómago.
De pronto, suena su celular cuyo se encuentra conectado a la radio de su auto.

—¿aló?— responde en la avenida.

—¡Charlie! ¿Cómo te encuentras? ¿Todo bien?— era nada más y nada menos que Tao, su mejor amigo de la infancia.

—Si, solo algo nervioso, supongo.— contesta con la voz entre cortada.

—Nada de dudar de usted mismo oiga.— levanta un poco la voz. —Usted, Charlie Spring, está listo para la aventura. ¿Estamos? Te has preparado mucho para este día, y resplandecerá. Ya verás.— las palabras de afirmación de Tao eran una curita a su corazón, siendo el una de las personas quienes más lo apoyaron.

Después de varios minutos de tráfico, Charlie se estaciona por fuera de la primaria, no se percata que al abrir la puerta su legajo dejo caer varios papeles, carpetas y notas fuera de su auto, encendiendo la mecha corta de paciencia que le quedaba a plenas horas de la mañana.

—Que idiota.— hace corajes para el mismo y comienza a recoger sus materiales con toda la vergüenza del mundo, cuando de repente, un hombre se acerca a ayudarlo.

—¿Le ayudo con algo?— se acerca un hombre de ojos avellana y pecas a auxiliarlo, levantando la carpeta al mismo tiempo.

—Gracias, pero- — Charlie levanta la vista y se encuentra con los ojos avellanas de ese hombre, sintiendo un mini contacto visual que podría llamarse "clic."

—No se preocupe, aquí le ayudo.— el acto de amabilidad del joven hombre hacia el chico de rizos negros fue algo que hizo un despertar un calor acogedor en su pecho. —Nick Nelson.— el joven padre de familia extiende la mano.

—Charlie Spring, mucho gusto.— responde el saludo de apretón de manos, un poco tartamudo. —Que pena que usted vea ésto, no era mi intención.— responde avergonzado.

Seven Years / Heartstopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora