★†~Una historia sin rumbo del Tobidei~†★

★Un antiguo refugio★

—Deberíamos refugiarnos en algún lugar —dijo Deidara.—No, lo que pasa es que usted es un vago —respondió Tobi.—¡¿Shto, pedazo de mierda?!—¡Hipócrita, usted siempre me dice lo mismo y, ahora que se lo digo yo, se ofende!Deidara miró a otro lado. Odiaba admitir que el enmascarado tenía razón...—¡Idi najui!—Hurensohn.—¡¿QUÉ DIJISTE?!—Nada, nada...Cada uno se insultaba en su idioma... Deidara en ruso y Tobi en alemán.—Mhm, lo que sea. Como no nos refugiemos ahora te voy a meter una explosión por el culo....Caminaban por un pequeño bosque.—¿Sempai, dónde me lleva? Y Tobi no sabía que aquí hubieran bosques...Deidara no respondió, solo siguió su camino. Llegaron a una gruesa cortina vegetal la cual Deidara con duras penas pudo romper.—¿Por qué no usó sus explosiones?—No quiero malgastarlas.Traspasaron las cortinas y Tobi pudo ver un árbol enorme. Debía tener milenios de existencia... Parecía el árbol este que sujeta el mundo en la mitología nórdica. Bueno, tampoco tanto, pero se entiende.—¿Qué es esto?Deidara señaló una especie de casita que había ahí, en el árbol.—Una casita del árbol. La hice con unos amigos cuando era más joven, antes de convertirme en un ninja renegado. El abuelo nos ayudó.Tobi se llevó las manos a la máscara, donde debía tener las mejillas y comenzó a dar saltitos de alegría—¡¿Una casa del árbol?! ¡Eso es alucinante! ¡Tobi se apunta! ¡Tobi no puede esperar a subir y...! —se detuvo un momento —. ¿Cómo se sube? Tobi no ve escaleras...Deidara le hizo un gesto para que lo siguiera y lo llevó a una especie de grieta que había en medio del árbol, lo suficientemente grande como para que cupiera un niño de unos... dieciséis años.Deidara, que estaba por debajo del promedio de altura para varones de su edad, pudo entrar sin problemas, pero Tobi, siendo un hombre de treinta o más, tuvo sus problemas. No quería usar el Kamui delante de él, así que le dijo que fuera y que ya lo alcanzaría.En cuánto el rubio dio media vuelta, se volvió intangible y entró al interior del árbol. Estaba polvoriento y lleno de telarañas. Se notaba que no había entrado nadie desde hacía años.—¿Así de rápido? —interrogó.—Sí... ¿Cómo se sube?—Este lugar fue hecho por una banda de niños, ¿y qué mejor forma de subir que...?Caminó adelanté, donde había una especie de vacío... ¿iba a saltar?—¿Qué con un qué? Sempai, no haga lo que Tobi cree que va a hacer... —pidió, preocupado.Pero Deidara no hizo caso, corrió y saltó a aquel abismo...Entonces, Tobi vio como Deidara volando delante suyo, cayendo y volviendo a subir...—¿Eso es un trampolín?—Efectivamente. Venga, salta.Tobi dio unos aplausitos, emocionado y saltó, jugueteando como el infantil hombre que era.—¡Sí! —celebró —. Tobi ama este lugar. ¿Ahora qué?—Pues ir por ese túnel, porque, si no están caídos, hay un sitio de escalada.—¡Guau! Este sitio es lo más.—Lo sé.Saltaron al túnel y subieron la escalada. Era un lugar magnífico, con sacos de dormir y todo y algunos juegos para entrenar: lanzamiento de kunais y shurikens (las dianas aún tenían algunas de estas armas clavadas), de estrategia, como el Pai Sho, etc, etc. También había comida, pero seguramente estaba caducada.—¿Oiga, y por qué dejaron de venir aquí?—No lo sé, Tobi. Supongo que simplemente... crecimos.—A Tobi no le gusta esa idea de crecer. Es triste y estresante.—Se nota, Peter Pan. Bueno, yo me voy a la cama, que tengo más sueño que un no sé qué.Agarró uno de los sacos de dormir para meterse, pero entonces vio lo que había dentro...—¡HOSTIA, PUTA! TOBI, VEN A VER ESTA MUSOR!