— ¡Detente!–. Exclamó elena, mirando a doris.– esa habitación no es tuya, no te atrevas a atravesarla, ¿Okay?.
— ¿No es mía?–. Dice doris, yo observé.– bueno, al menos déjame verla, supongo que debe ser muy preciosa.
Quedó un silencio muy presente, para todos en un momento voltear hacia doris y izan. La atención estaba en ellos porque se habían encerrado en esa habitación, en esa.
Elena se llevó la mano a la frente, golpeando ésta y negando, luego miro a camila y a su novio, que ahora se que se llama richie, quienes éstos alzaron los hombros sin incluso comprender porque elena no quería que doris atravesara esa habitación.
— ¿Pasa algo...?–. Pregunté, teniendo los dedos medios juntos y mi bolso por mi pies.
— Esa habitación tenía dos camas y las dos que sobran solo tienen una–. Responde.– por eso no quería que se metieran allí, pero ash, no se puede hacer nada.
— ¿Y que con eso, elena?–. Pregunta camila, riendo un poco junto a su novio.
— Si, colorada, ¿Cuál es el problema?...¿Tienes miedo de dormir con bill, o terminar bajo las sábanas con él?, ¿Eh?.
— Cállate richie–. Responde molesta, yo no sabía que hacer, así que me recargue contra la pared.– no insinues cosas que no pasarán, deja de ser una vez en tu vida un jodido idiota que solo piensa en sexo y follar veinticuatro siete, y tú camila, sepas controlarlo porque le daré una golpiza, ahora vamos bill.
— Claro, voy, voy–. Apresuradamente cogí mi bolso.– jodido idiota–. Murmuré cerca de él, corriendo ahora porque elena si caminaba rápido.
Llegamos a nuestra querida habitación, en este momento si estaba medio feliz porque eso quería decir que podría seguir durmiendo, entré y cerré la puerta. Observé todo a mi alrededor, está habitación era muy preciosa, tenía decoraciones bellísimas.
Lena comenzó a ubicar sus maletas por un sofá que a la vista era muy cómodo y lindo, también coloque el mío allí mientras la observaba de manera rápida y me alejaba para seguir mirando.
¿Y que es eso?, fue lo que me pregunté al ver algo de cristal, ¿Por qué habían cositas allí?. Me acerque de a poco, ah, pero si han sido pescaditos, no creo que por comerme uno a escondidas de elena pueda morir.
— ¡Bill, que demonios haces!.
— Sabe muy mal–. Hice una expresión de asco, botando al piso la no tan miniatura de pez.– pensé que podría saber bueno, ¡Ahora me convertiré en un pez feo!.
— No todo lo que ves te tienes que meter a la boca, ¿Escuchaste?–. Cogió al pez y lo volvió a poner en la pecera, creo, me sentí como un niño regañado.
— Entendido, pero, tengo hambre elena...¿Podrías pedir algo para mí?.
— Ujum–. Cogió mi mano y me llevo hasta el sofá frente a la tele.– ¿Qué quieres?, y mantente quieto viendo la TV, ¿Quieres?.
— De acuerdo, quiero una hamburguesa–. Pensé por un momento.– y unos panlaceks también.
— ¿Comerás eso...?–. Hizo una pequeña mueca.– ¿Algo más?.
— Aguarda, creo que pediré un jugo de cabeza de pulpo, también una cola de tiburón, creo que mi barriga gruñe, y otra cosa más...unos sandwiches de pollo.
— Eh, okay...déjame decirte que esos jugos no venden aquí, así que te pediré un jugo de naranja, espero y no te vaya mal en la barriga.
— Muchas gracias–. Tomé el control y anduve por la TV, volteando me a ver a elena a cada momento, ¿Por qué tenía que ser humana?.
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𝗔 𝗟 𝗜 𝗘 𝗡; 𝒃𝒊𝒍𝒍 𝒌.
RastgeleCon más miedo me detuve y pare en seco antes de tomar valor y asomarme por la puerta del baño, que se encontraba entre abierta, y es que a quien no le daría miedo. Pero entonces respire hondo y lleve el sartén tras mis espaldas, me asome y clarament...