|• Bill;
Me encontraba en el pasto acostado, es así como mi elena, que diga, elena dijo que se llamaba. ¿Por qué era verde?, y además, era cómodo pero no tanto, aunque no podía sentir lo incómodo ya que mayormente paso cubierto, pero está vez era lo contrario, vestía de una pantaloneta con camiseta ligera y fresca, que vida más buena.
En mi nave se presentó varios problemas, pero ya estaban solucionados gracias a la pepuda de elena, que musculosa humana. Y de veras que es demasiado linda en colaborar limpiando mi nave llena de polvo.
¿Qué si surgió el...beso?, ¡Maldición, no!, me lo preguntó por segunda vez y yo solo me límite a inventar una pequeña excusa diciéndole que quise decir otra cosa, demonios, incluso no se porque anhelaba eso, no lo sé...o tal vez sí.
En mi mundo todo es extremadamente raro y extraño, pero soy un alienígena acostumbrado, no cabe duda que cualquiera tendría curiosidad de saber con exactitud como es. Cabe recalcar que diré que, no es tan raro, o sea, es lindo ¿Bueno?. Pero en este mundo todo es hermoso, sí, por segunda o tercera vez diré que la personita que me acogió en su humilde casa también.
Sin duda, creo que sí mis padres vinieran por mi algún día de alguna manera regresaría justo donde estoy ahora, obviamente volvería para ver a elena, ¿Cómo estará mi madre?, ay queridos aliens, ya les voy a caer alguno de estos días.
— ¡Bill, el almuerzo ya está listo!.
— ¡Ahí voy!.
Me levanté con pereza y una sonrisa formándose en mis labios, elena no había ido a trabajar para poder quedarse conmigo más tiempo. Era algo que apreciaba de ella, y realmente amaba incluyendo su forma de ser, es que, nadie había sido de esa manera conmigo, nunca nadie, claro, mi madre cuenta.
Pero no me lo demostraba de por si, era una manera distinta en querer a una persona aquí y allá en mi mundo, por eso aprecio tener buena comodidad aquí abajo, realmente aprecio a elena, y por supuesto, no me imagino a ella siendo amable con otro hombre.
— ¿Qué pasa bill, acaso no te gusta lo que hay en tu plato?–. Habló de forma calmada, simplemente escucharla era como sentir que ella solo se preocupaba por tí.
— Ah...si, por supuesto que me gusta–. Respondí amarrando mi cabello, estaba con cierta expresión somnolienta, solo hace poco había despertado.– ¿Y que es esto, un jugo con trozos de colores?.
— Se llama sopa, pruébala, ¡Está deliciosa!–. Aseguró, sentándose frente a mi y sonriendo, no había manera de no quedarse embobado al ver a la chica de cabello ondulado y perfectamente amable frente a mí.
— De acuerdo, de acuerdo–. Me apresuré a decir, dándole un sorbo a la cuchara con la que había cogido un poco de líquido, al segundo me queje.– ¡Agh!.
— Mierda bill, tenías que soplar–. Se levantó enseguida, quedando frente a mi de un abrir y cerrar de ojos, por querer me queje más, tan linda que se veía preocupada...rayos bill, que hablas.
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𝗔 𝗟 𝗜 𝗘 𝗡; 𝒃𝒊𝒍𝒍 𝒌.
AcakCon más miedo me detuve y pare en seco antes de tomar valor y asomarme por la puerta del baño, que se encontraba entre abierta, y es que a quien no le daría miedo. Pero entonces respire hondo y lleve el sartén tras mis espaldas, me asome y clarament...