AST - SUPERMODEL

CAPÍTULO 1

La reunión con el director de la agencia fue a primera vista muy amena, tanto Satoru como Suguru se habían comportado de forma bastante cordial y profesional entre ellos, dando la impresión de que serían un excelente equipo; sin embargo, sus miradas delataban la tormenta de sentimientos que cada uno contenía al encontrarse nuevamente en un mismo espacio después de tanto tiempo.

- Suguru. - el mayor se levantó para caminar hasta el azabache y estrechar su mano. - Quedas a cargo del mejor representante de esta agencia. - palmeó con suavidad la espalda de Satoru, quien no dudó en sonreír por aquel cumplido.

- Muchas gracias por la bienvenida señor, me esforzaré para no defraudarlo. - las comisuras de su boca se levantaron para dejar a la vista una delicada sonrisa ante el gesto de confianza de su ahora jefe.

- En cuanto a ti, Satoru, haz tu magia para que sea la mayor estrella del modelaje en Japón. - se dirigió está vez al albino, que asintió con suavidad aceptando aquel reto. - Fue un placer verlos hoy, pero este anciano debe descansar. - los tres rieron. - Los veré la próxima semana en la reunión para calibrar los últimos detalles de la campaña, mientras tanto, pueden tomarse la semana para que puedan descansar y tú puedas completar tu mudanza, Suguru; estoy seguro de que Satoru estará encantado de ayudarte. - el anciano comenzó a caminar hasta la puerta de la oficina. - Llámenme solo si hay una emergencia. - dijo mientras salía

El silencio en la sala era abrumador y pesado, la tensión entre ambos hombres era un fino hilo a punto de romperse. Ambos se miraban desafiantes y con desdén, pero Satoru el primero en romper el muro de hielo que los separaba.

- El próximo fin de semana hay una gala benéfica a la que debes asistir, el director quiere presentarte formalmente como la nueva imagen de la agencia. - sacó la invitación del bolsillo interior de su saco.

- No iré. - Suguru respondió cortante mientras caminaba hacia el sofá para acomodarse.

- Nadie te está preguntando si quieres ir o no. - Satoru dió unos cuantos pasos y lanzó la invitación sobre la mesa de cristal frente a Suguru. - Es una invitación formal, así que estás obligado a asistir. - sentenció.

- ¿Así es como tratas a tus estrellas? - el azabache enarcó una ceja mientras dirigía su filosa mirada a los gélidos orbes del albino. - ¿Qué diría el director si ve que me tratas con tanta descortesía? - fingió sentirse herido, y con gran dramatismo giró su rostro y llevó una de sus manos a su pecho.

- Puede que seas el nuevo rostro, pero no eres la estrella del lugar, así que compórtate y deja tus estúpidos dramas de diva. - su expresión indiferente fue un golpe bajo para Suguru, quien esperaba poder provocarlo, pero con aquel comentario incluso se había sentido ofendido. - Estos no es Europa. - llevó sus manos a los bolsillos de su pantalón.

- Ya no eres tan divertido. - devolvió el golpe. - Tan miserable ha sido tu vida que preferiste terminar como un simple representante antes que explotar tu potencial en las pasarelas... - hizo una breve pausa. - Debe ser triste. - la maliciosa sonrisa evidenciaba las intenciones de aquel comentario.

- Di lo que quieras. - suspiró Satoru antes de darse la vuelta y caminar hacia su escritorio, ignorando el pequeño berrinche de Suguru.

Lo conocía, lo conocía muy bien y sabía de primera mano lo hostil que podía ser cuando se sentía molesto o subestimado; en algún momento de su vida amó aquello, provocarlo, tomarlo y adularlo; porque sí, fue un verdadero imbécil al enamorarse tan perdidamente de él, pero de aquel amor que ardió con la fuerza del sol no quedaron ni cenizas.

- Eres mi representante, lo que significa que estás para hacer lo que yo te digo y si te digo que no iré es porque no lo haré. - se levantó del sofá con rapidez y en cuestión de segundos ya le estaba pisando los talones. - Tu trabajo es encargarte de hacerme brillar. - lo tomó por el hombro y dándole un fuerte tirón obligó a Satoru a darse la vuelta.