Forbidden Game

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-¿Puedes ir a buscar a tu hermano a su habitación, Jungkook?- le dice su madre y suspira irritado. Jimin había subido hace diez minutos, después de derramar vino sobre sus pantalones y todavía no había bajado.

-¡Ve!- le insiste su madre, empujándolo hacía las escaleras mientras toma un plato de champiñones rellenos para el resto de la familia en la sala de estar.

Jungkook odiaba la Navidad. Odiaba volver a casa y mezclarse con sus familiares, las incesantes preguntas sobre qué iba a hacer con su vida siempre venían acompañadas de elogios para Jimin.

-Me voy- resopla, poniendo los ojos en blanco mientras se dirige a las escaleras. Las sube de dos en dos, pasando por el dormitorio principal de su tía y dirigiéndose al baño del pasillo.

Toca la puerta una vez antes de abrirla de golpe y Jimin salta de donde está parado, con el trasero desnudo, frente al lavabo. Los ojos de Jungkook se abren de par en par cuando las manos de Jimin caen a su ingle.

-Uh- De pie en la puerta y de repente todo lo que Jungkoon puede recordar es que Jimin es su hermanastro

-¡Cierra la maldita puerta!- le grita Jimin y Jungkook la cierra detrás de él, sintiéndose aún más estúpido al encerrarse con Jimin en el baño. -¿Qué carajo?

-¡Mierda, lo siento! No lo hice... quiero decir, ¿Por qué lo hiciste...? -Y ahí es cuando Jungkook da cuenta de que Jimin en realidad no está... ahuecando nada. Sus manos están simplemente extendidas sobre su ingle y... vaya, ¿El pene de Jimin realmente era tan pequeña? Casi se ríe.

-¡Qué carajo, Jungkook! ¡Sal de aquí!- le susurra Jimin. El pelinegro se da cuenta de que la ropa interior y los pantalones de Jimin están mojados en la encimera del baño. Estaba intentando quitar la mancha del vino.

No puede evitarlo, nunca ha podido hacerlo y, por una vez, tiene la ventaja sobre Jimin.

-Tu pene debe ser muy pequeño, Jimin- Da un paso hacía adelante.-No tienes nada a lo que agarrarte ahí abajo, ¿eh?

Los ojos de Jimin se abren de par en par y Jungkook sabe que está siendo un idiota, pero ha pasado los últimos dos años escuchando repetidamente lo increíble que es Jimin, cómo Jungkook debería trabajar duro como él, poner sus cosas en orden como él.

Cuando se agacha, agarra las manos de Jimin, las empuja hacía adentro y no hay nada. Jimin se pone rojo, los ojos más abiertos que antes y empuja a Jungkook con tanta fuerza que tropieza hacia atrás y cae de culo. Pero lo ve todo.

Jimin no...

-¡Que te jodan!- le espeta Jimin, agarrando la toalla que colgaba de la pared de la ducha y saliendo corriendo del baño, dejando atrás los pantalones y la ropa interior. Jungkook simplemente se sienta en el suelo, sin pestañear, con la imagen de lo que acaba de ver quemándole los ojos.

Detrás de él, en algún lugar, puede oír a su madre llamándolo desde el final de las escaleras. Su tía ha puesto la cena en la mesa.

Cuando Jungkook cumplió 19 años, su madre le había dicho durante la cena que había encontrado a alguien. El pelinegro se había alegrado por ella. Su padre se había ido cuando él era joven y nunca había vuelto, y eso había estado bien. La madre de Jungkook había sido suficiente. Lo que no había previsto era que el chico que su madre había encontrado tenía un hijo.

A Jungkook no le había gustado. Era demasiado bonito, delicado y pequeño a la vez. Jungkook había pasado más tiempo del que le gustaría admitir mirando el gordo trasero de Jimin, la forma en que sus caderas se ensanchaban desde su cintura, sus labios carnosos. Tal vez si no hubiera tenido que escuchar a su madre hablar poéticamente de él, a Jungkook le habría gustado más.

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⏰ Última actualización: 10 hours ago ⏰

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