Capítulo 44:Adam.

47 9 5
                                    

El mundo giró a mi alrededor cuando sentí la presión de unas manos fuertes y desconocidas sujetándome

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mundo giró a mi alrededor cuando sentí la presión de unas manos fuertes y desconocidas sujetándome. Apenas había salido a tomar un poco de aire, sin imaginar que me seguían de cerca. Intenté resistirme, pero no sirvió de nada. Silvana y Kristen me arrastraron hasta un vehículo sin decir una palabra, y la sensación de peligro se intensificó con cada minuto en ese auto sin salida.

El viaje fue un torbellino de pensamientos y emociones, un vacío de desesperación que se hizo aún más pesado al llegar a la agencia. No había tiempo para preguntar, ni para armar excusas. Kristen me guió hasta una sala, el rostro endurecido, sin una pizca de compasión en sus ojos. La puerta se cerró con un golpe seco detrás de nosotros, y mi corazón dio un vuelco.

—¿Tienes idea de lo que significa traicionar a la agencia? —escupió Kristen, cada palabra cargada de un desprecio que se sentía como una bofetada.

Respiré hondo, luchando por mantener la compostura. Sabía que esto iba a suceder tarde o temprano, pero estar frente a Kristen, con esa mirada inquisidora, era un desafío en sí mismo.

—Yo... no he traicionado a la agencia, Kristen. Todo lo que he hecho ha sido por el bien de nuestra misión, lo que paso fue una estrategia—respondí, tratando de sonar firme, aunque mi voz apenas ocultaba la tensión.

Kristen rió, una risa helada que llenó la habitación.

—¿Por el bien de la misión? No intentes disfrazar tus decisiones, Victoria. Eres una agente, y no estás por encima de los principios de la agencia. Si descubro una sola prueba de que estás jugando en ambos lados, no habrá piedad. —Se inclinó hacia mí, sus ojos perforándome como un cuchillo—. La agencia es tu vida, y cualquier cosa fuera de eso es una traición.

Sentí el peso de sus palabras y el nudo en mi garganta se hizo más apretado. Sabía que Kristen no amenazaba en vano. Si algo la convencía de que mis alianzas se habían debilitado, yo pagaría el precio.

—Lo entiendo —murmuré, esforzándome por contener la rabia y el miedo—. Jamás pondría en riesgo a la agencia, ni a mis compañeros. Es la ultima vez Kristen.

—Más te vale Victoria.

—Kristen —dije, y mi voz apenas tembló—. Necesito saber... ¿cómo te enteraste de lo de Walsh... y lo de Alice?

Kristen me miró en silencio durante un instante que pareció eterno, y luego soltó una leve sonrisa que no llegó a sus ojos.

—Victoria, no me subestimes. ¿Crees que la jefa de esta agencia puede permitirse ignorar lo que sucede con sus agentes? —Su voz era calmada, calculada, como si estuviera disfrutando mi desconcierto.

—No subestimo nada —contesté, aunque la rabia y el temor se entremezclaban en mi pecho—. Solo quiero entender.

Kristen dio un paso hacia mí, inclinándose lo suficiente para que nuestras miradas se cruzaran, y en ese instante pude ver la implacable precisión que hacía de ella una líder temida.

Amor Encubierto: GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora