𝑃𝑟ó𝑙𝑜𝑔𝑜;

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Parte uno: Ella.




















Un año antes de. Vol 2

Un año antes de tomar la difícil decisión de saber que mierda hacer con tu vida. Entre la vida y la muerte, arriesgar todo o morir en el intento. Llorar, sangrar, arrepentirte y renacer. El mayor temor de cualquier ser humano, o como a los mortales le gusta decir, el ultimo año de colegio.

Siempre supuse que teníamos una imagen muy retorcida de la adultez, pero en mis pocos años de vida lo he confirmado cada vez más. Y de crecer nos arrepentiríamos de no disfrutar más esta ridícula etapa de adolescencia. De no haber elegido el mejor vestido para la fiesta de graduación, de no haber ido a suficientes jodas, jamas caer inconsciente por el exceso de alcohol o no haber fumado mota y escaparse de casa para ver a tu novio.

¿Debería preocuparme de no haber hecho nada de eso, y tener ya diecisiete años? No hay alguna presión sobre mí. Más de la que uno mismo se impone.

Como si la vida se me fuera de las manos como arena al viento. Quizá no es suficiente tiempo para experimentar todo lo que alguna vez quisimos experimentar. Como cuando te dabas cuenta de que ya no disfrutabas jugar con barbies pero tampoco querías esconderlas en el sótano. Nadie te prepara para un momento como ese. Cuando asimilas que ya no eres una nena que puede correr en pañales por la casa y bailar escuchando Soda con tu viejo. Sino una adolescente.

Una adolescente un año antes de. Es un buen nombre.






"Tobar." Levanto la cabeza de golpe, ojos abiertos como platos mientras me arrancaban de la nube de mi cerebro. Dos horas seguidas del maestro pelado enseñando matemáticas a cualquiera se le vuela la cabeza. "Va a mirar a la pizarra o nos querrá leer de sus poemas acá al frente"

Trato de negar con la cabeza, soltando el lápiz que llevaba acompañándome desde primer grado y quitándome los audífonos de un tirón. Todos murmuran pero al mismo tiempo acostumbrados de mis ocurrencias poéticas, voltean a sus cuadernos.

Chasqueo la lengua, cruzándome de brazos sin siquiera intentar comprender la función cuadrática de mis pelotas. Aunque luego me arrepentiría de no prestar atención el día del examen, pero eso es problema para la Victoria del futuro.

El timbre resonó por los pasillos salvándome por esta vez. Cerré mi libreta, pegando un suspiro. Me quedaba sentada en el banco, observando por la ventana que maravillosamente daba al mar. La costa en esta ciudad estaba por todos lados, me sentía en un bote gigante y era genial.

Acostumbrarme a la nueva escuela fue difícil. A la nueva ciudad, a la nueva casa y a la nuevas personas con las que conviviría los próximos años.

Pero por suerte conocí a dos chicas. Milagro y Tatiana de mi mismo curso. Una tiene el cabello rojo, y son muy agradables. De tener amigas tampoco estaba acostumbrada. Nos mudábamos de ciudad casi siempre y mi viejo me recomendó no encariñarme mucho con la gente.

Y es que ser hija de un gendarme tenia muchas debilidades. No quiero admitir que me obligo a ser reservada, pero tampoco tuve tiempo de reclamarle. Me encerró en una burbuja invisible y hace pocos meses desde que cumplí los diecisiete pude romper.

Tener diecisiete y jamas haber hecho lo que una niña común de diecisiete tiene que hacer, era un problema.

Problema también fue conocer a Valentín. Pero eso sería acelerarme.

O no.

𝑂𝐽𝐸𝑅𝐴𝑆 𝑁𝐸𝐺𝑅𝐴𝑆 ; 𝑊𝑜𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora