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Durante la tercera luna del año 110 d.C., Desembarco del Rey vio el nacimiento del tercer y segundo vástago del Rey Viserys y la Reina Alicent. Un niño de cabellos completamente plateados, ojos violetas y piel de porcelana, el clásico físico valyrio que compartía con su majestad, el Rey. Fue llamado Aemond por su padre, queriendo honrar a su hermano menor, el Príncipe Canalla. Se rumoreaba que la Reina Consorte no había estado de acuerdo desde un principio, otros, aseguran que ella fue quien dio la idea del nombre.
Como la costumbre ameritaba, los dos hermanos mayores del pequeño Aemond—con ayuda de su padre—trajeron un huevo desde Pozo dragón que dejaron en su cuna a las pocos días de su nacimiento. Desafortunadamente, —y como ya se esperaba—del huevo, ligeramente rojizo, no salió ninguna cría. Se dijo en la Fortaleza que aquello fue tomado como un mal presagio. Aunque la Reina Alicent mantuvo una compostura inquebrantable, en privado, según murmuran las lenguas más cercanas a la corte, no ocultó su preocupación. Así, el joven Aemond creció sin un dragón propio.
Cuando sus hermanos montaban sus dragones, a menudo se le veía en el patio de armas, desde temprana edad, con la mirada fija en las hazañas de los caballeros más experimentados, dedicando cada momento a superar sus propias limitaciones.
No fue sino hasta más tarde, en el solemne funeral de Lady Laena Velaryon, que el príncipe Aemond reclamó por fin su propio dragón, Vhagar, la majestuosa y vieja compañera que una vez había surcado los cielos con la Reina Visenya. Fue allí, en la misma noche en que montó a Vhagar por primera vez y perdió su ojo en un brutal enfrentamiento, cuando Aemond conoció a su prima, la joven Ryella, primogénita de su tío Daemon.
Se decía que el príncipe había quedado fascinado con ella desde el primer instante, cautivado por su porte y, aún más, por la dragona que montaba. Para el, Ryella encarnaba la esencia misma de la sangre valyria. Aemond vio en ella algo más que un vínculo familiar; percibió en su prima un espíritu afín, alguien con quien compartir sus propios anhelos y la fuerza que le había sido negada durante su juventud sin dragón.
—Septón Eustace sobre Aemond Targaryen, Príncipe de los Siete Reinos.
Después de años en un matrimonio en el que ninguno era feliz, finalmente llegó el tan deseado heredero para la casa Royce. No uno, sino una, una hermosa niña de cabellos castaños con mechones de plata y ojos violetas como los de un lirio. Poseía la belleza Targaryen de su padre, el Príncipe Canalla, y los rasgos fuertes de los Royce de su madre. Lo mejor de ambas casas. Fue nombrada Ryella, un nombre elegido por su madre, Rhea, que había sido utilizado en más de una ocasión por sus antepasados.
Ryella comenzó sus estudios desde una edad más temprana que otros niños, aprendiendo a hablar, leer y escribir en el plazo de un año después de cumplir su tercer día del nombre. Su madre se empeñó en prepararla para sucederla, mostrándole desde pequeña las historias y costumbres de su casa, aunque, por azares del destino, nunca llegó a enseñarle más allá de cuentos de fantasía.
En el 115 d.C., su madre, Lady Rhea Royce, sufrió un fatídico accidente mientras montaba a caballo. No se tuvo mucha información sobre su fallecimiento, pero sus últimas palabras llamaron la atención de quienes fueron testigos: "Protéjanla de él...". Nunca nadie supo con certeza a quién se refería con "él". Algunos pensaron de inmediato en el padre de la niña, quien, poco después de la muerte de su esposa, disputó la parte de la herencia que le correspondía a Ryella para reclamarla para sí mismo, aunque se le fue negada en el momento.
Vivió la pérdida de su madre y de su padre a la vez, viviendo como una denigrada en su propio castillo. Hasta que su padre volvió a casarse con tan solo unas lunas de la muerte de Rhea, tomando como esposa a Lady Laena Velaryon, hija mayor de la Serpiente Marina. Con ella, pareció que el Príncipe Daemon activó su instinto paterno y pidió varias veces permiso a los Royces para llevarla a Pentos, donde llegó a conocer a sus medias hermanas, Baela y Rhaena.
En el 120 d.C., asistió al funeral de su madrastra en apoyo a su padre y hermanas. Se menciona que muchos pudieron ver su rostro de indiferencia a la situación, sin importarle los sentimientos de los otros. Muchos afirman que esa noche, insito a su primo, el Príncipe Aemond, a reclamar a la vieja Vhagar, diciendo: "Un dragón no se hereda, se reclama. Mi hermana deberá entenderlo, claro, si es que piensas hacerlo"
Maestre Gerardys sobre Ryella Royce,
Lady de Piedras de las Runas.─────── « ⋆⋅☆⋅⋆ »───────
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-𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓𝐄𝐒𝐓- | 𝘈𝘦𝘮𝘰𝘯𝘥 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯
Fanfiction-𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓𝐄𝐒𝐓- | ❛ En el corazón de los conflictos que marcaron la historia de los Targaryen, se forjó un vínculo inesperado entre dos figuras cuyas vidas estaban destinadas a entrelazarse. Ryella Royce, la hija mayor de Daemon Targaryen...