SUEÑOS DE NOCHE

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Hace un par de milenios, en las afueras de Busan, un hermoso chico de cabellos tan rubios como los rayos del sol de primavera, caminaba por la noche de regreso a su hogar, después de trabajar por meses para llevar comida a su familia.

-Estas muy solo hermoso - un hombre vestido de negro con un llamativo dije dorado en su cuello dijo al joven.

-Lo siento - nervioso respondió el bello joven. - debo llegar de inmediato antes de que mi familia muera de hambre.

-Puedo ofrecerte un trato - el misterioso hombre dijo rubio - puedes tener mucho tiempo y riquezas para dar a tu familia.

-Eso no suena muy legítimo - el chico dejó caer sus bolsas en el piso. El peso de haber caminado con ellas y además ser detenido por ese extraño. Lo hicieron dejarlas caer.

-Oh lo es - cumpliré con darte larga vida, solo pediré algo a cambio - el hombre de negro dijo acercándose demasiado al rubio.

-Lo sabía - el chico dijo tomando sus cosas otra vez - quieres quitarme la comida de mi familia.

-Absolutamente no - el hombre se quedó quieto otra vez.

-Entonces que es - el muchacho preguntó ya molesto.

-Quiero compañía, estoy así desde hace tanto tiempo, que la soledad me abruma, quiero a alguien con quien platicar, a quien darle todo lo que tengo y a quien confiarle mi vida entera - ese hombre dijo sin vacilación.

-¿Solo eso ?¿Solo quieres un amigo? - el joven preguntó.

-Solo eso - el hombre aquel dijo dando un paso al frente.

-Comencemos entonces - el rubio dijo extendiendo su mano - mi nombre es Park, Park Jimin y será un honor ser su amigo.

-El mío es Meridian - dijo tomando la pequeña mano del joven aquel y oliendola a placer - y será un honor hacerte mi amigo en la eternidad.

Sin decir nada más, saltó sobre el joven moridiedo el lado derecho de su cuello. Succionando cuanto podía, sintiendo cierto placer al hacerlo.

El joven Jimin trató de defenderse pero el hombre era más fuerte.

Al final, el hombre se puso de pie de un solo movimiento, limpio sus labios y ayudó a Jimin a levantarse.

-Eso no es de amigos - Jimin dijo sintiéndose molesto y débil a la vez.

-Siete días amigo, te veré justo aquí  en siete días, asegúrate de salir solo de noche en el día siete.

Y cuando Jimin volteó, Meridian ya no estaba. Llegó a duras penas a su casa, dejó las cosas sobre la mesa y se fue a dormir.

Por la mañana, un delicioso olor a su comida favorita, se levantó un poco adolorido.

Desayunó y paso tiempo con sus padres y sus seis hermanos.

Después recordó a su amigo de la noche. Llevó su mano de prisa a su cuello y no sintió nada.

"Debió ser un sueño"

El rubio pensó.

Esa dia antes del atardecer, siendo apenas el día seis, pero sus ojos comenzaron a sentirse adoloridos con el sol. Fue a relajarse un poco a la orilla del lago y se espantó un poco al ver que su reflejo desaparecía de a poco y comenzó a sentir dolor donde los últimos rayos del sol tocaban su piel.

-Que es esto - se dijo a si mismo y cayó desmayado en la orilla del agua clara. La luna bañaba su cuerpo y su atuendo reflejaba su alegres colores.

En la mañana un intenso dolor lo hizo despertar. Los primeros rayos del astro rey lastimaron su piel nuevamente, tuvo que ir a refugiarse a una cueva que estaba muy cerca.