Naruto - los clones de sombra son el camino a seguir

Capítulo 11 : Llegar lejos, ir más lejos.

Naruto estaba allí de pie, agarrando sin pensar el pequeño frasco de ungüento que Hinata le había dado después de su batalla con Kiba. En realidad no lo necesitaba, sólo le habían tocado un par de veces durante la pelea. Pero no entendía por qué Hinata se lo había dado. Quizá se había dado cuenta de lo mucho que había crecido, o quizá era sólo su forma de mostrarle apoyo. En cualquier caso, sus pensamientos estaban lejos del pequeño obsequio, mientras observaba distraídamente el combate de Choji contra Dosu.

Su mente estaba llena de recuerdos de los dos combates anteriores, que le habían afectado mucho.

Retrocedamos rápidamente al principio de la historia.

Primero, el combate de Hinata contra Neji. El recuerdo se le quedó grabado, no sólo por la violencia, sino también por la forma en que Neji la había tratado. Sus palabras fueron duras y poco amables, ya que se burló de Hinata y dijo que no era apta para ser shinobi, destinada a perder simplemente por ser quien era. Naruto estaba furioso y gritó desde las gradas que Neji se detuviera, diciéndole a Hinata que podía cambiar si lo intentaba. Quería que luchara y demostrara a Neji que estaba equivocado.

Hinata resistió al principio. Pero entonces Neji mostró de que estaba hecho realmente. Sus ataques eran metódicos y despiadados, desgastándola gradualmente. Incluso cuando sus defensas se derrumbaron, Hinata se negó a rendirse. Pero no fue suficiente. Neji estaba a punto de asestarle un golpe fatal cuando el sensei Jonin intervino en el último momento. Naruto seguía enfadado cuando pensó en lo que Neji había dicho sobre el destino. Había dicho que Hinata estaba destinada al fracaso y que no podía cambiar su lugar en el mundo. El agarre de Naruto a la barandilla se tensó al recordar la sangre que Hinata había dejado en la arena. Sin pensarlo, había metido la mano en ella, con el puño cerrado por la furia mientras juraba en silencio que ganaría. "Derrotare a Neji", habia prometido. "Le demostraré que el destino no nos controla".

Pero hubo otro combate que realmente sacudió a Naruto. Le hizo darse cuenta de lo mucho que le quedaba por hacer.

Al comenzar el combate, Lee se lanzó rápidamente contra Gaara, moviéndose con increíble velocidad y agilidad. Sus puños y pies se movían como un rayo, pero Gaara ni se inmutó. Cada ataque de Lee era bloqueado por la arena de Gaara, que automáticamente formaba una barrera protectora a su alrededor. Las patadas de Lee golpeaban la arena, pero era como intentar perforar acero.

"¿Cuál es el problema? ¿Eso es todo lo que tienes?" Dijo Gaara, con expresión fría y sin emoción, mientras la arena seguía protegiéndole de los ataques de Lee.

Pero Lee no iba a dejarse disuadir. Su mentor, Guy-sensei, lo llamó desde la barrera, recordándole que era hora de usar "esa técnica". Lee dudó un momento, pero tomó una decisión. Se apartó de Gaara de un salto y, con expresión decidida, se agachó y se quitó las pesadas pesas de las piernas.

La sala se llenó de murmullos. ¿Qué sentido tenía eso?

Pero en cuanto Lee las soltó, todo cobró sentido. Las pesas golpearon el suelo con un enorme estruendo, haciendo que el suelo crujiera y se hundiera. La multitud jadeó. ¿Esas pesas lo habían estado reteniendo?

En un instante, Lee desapareció, moviéndose tan rápido que la arena de Gaara no pudo seguirle el ritmo. La barrera de arena que había sido intocable hasta ahora estaba siendo llevada al límite. Lee se movió alrededor de Gaara como un borrón, asestando golpe tras golpe, atravesando la defensa de arena y asestando un poderoso golpe en la mejilla de Gaara. La multitud estaba asombrada: por fin alguien había conseguido golpear a Gaara.

Pero a medida que la arena caía, se hizo evidente que la defensa de Gaara era algo más que una cáscara de arena endurecida que cubría su piel bajo la ropa. Era una medida protectora que lo mantenía a salvo de las heridas. Los labios de Gaara se curvaron en una sonrisa siniestra, sus ojos brillaban con sed de sangre.