Kakashi observo con ojos absortos el bulto en los brazos de su Madre, cuidadosamente envuelto en mantas de color lavanda mientras es arrullado con cariño por su progenitora.
En opinión de Kakashi su Madre se ve radiante y contenta, sin importar su estado desalineado: Con su larga cabellera rojiza ligeramente despeinada, sus mejillas sonrojadas y ojos llenos de amor.
La misma imagen que lo había recibido cuando volvió a llegar a este mundo hace años.
-Tranquilo Hijo, ella no muerde...aún - medio ánimo Sakumo desde su lado con una sonrisa divertida.
Kakashi entrecerró ligeramente sus ojos mientras se cursaba de brazos, aunque valoraba definitivamente la alegría y ligereza notable que llenaban a su progenitor Tan diferente al melancólico hombre de sus viejos recuerdos, no era algo bienvenido cuando lo utilizaba para presionar los botones que Kakashi jamás había pensado tener.
-Cariño deja a nuestro hijo quieto- reprendió Yariko, aunque la sonrisa divertida que tiraba de las comisuras de sus labios desmeritaba cualquier calor real en sus palabras- Kakashi-kun... Ven a conocer a tu nueva Imouto.
Incentivó la femenina con un pequeño movimiento de mano y Kakashi sin ninguna intención de desobedecer a su Madre caminó suavemente hasta el costado de la cama y elevándose sobre las puntas de sus pies se reclinó levemente en la cama de su Madre.
Una pequeña y hermosa bebé fue la que capturó sus ojos, con piel de porcelana, mejillas regordetas adorablemente sonrojadas y unos alborotados cabellos plateados ligeramente rosáceos que coronaban su cabeza con suavidad.
Tu eres...
-Ella es Sakura Hatake... Tu Imouto -Presento Sakumo cargandolo para darle una mejor vista de la menor y acercando su mano libre para acariciar una de las mejillas de la bebé.
Y Sakura como si entendiera que era ella de quién hablaban, abrió suavemente sus ojos dejando deslumbrar un par de iris que se fundian en una intensa paleta de grises, plateados y un mercurio brillante que encantaron a las personas de la habitación.
-Tiene los ojos de mi Madre- reveló Sakumo contento y facinado con la evidente agudeza de la menor, tan parecida a la que su Aniki había mostrado.
Kakashi por otro lado aproximó su mano hasta los pequeños dedos de la menor, sin poder creer la nueva revelación.
Así que nos hizo hermanos pensó Kakashi, sonriendo suavemente ante el fuerte agarre de la bebé, una tontería en comparación a lo que la había visto hacer.
-Sakura-Chan he... Es adecuado- aceptó el niño.
Que todo comience
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