𝘀𝘂𝗯𝘂𝗿𝗯𝗮𝗻 𝗹𝗲𝗴𝗲𝗻𝗱𝘀 | matteo balsano

𝐢𝐢𝐢. you're tossing out blame, drunk on this pain

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―¿Quieres que cantemos juntos en el open music?―preguntó incrédula―todavía ni siquiera ponen el anuncio.

Al final Ramiro le había dicho que se vieran en el Jam & Roller.

―Exacto, tenemos que ser los primeros―le respondió―tenemos que ganarle a Jim y Yam.

―Y dale con Jim y Yam―dijo molesta―no importa quien sea el primero en anotarse, igual vas a pasar. Aparte no creo que las chicas estén tan al pendiente como tú―intentó convencer a su amigo solo para ser callada cuando escucho como Jim y Yam estaban en el mostrador hablando con Pedro, sobre el open.

―Vamos―murmuró Ramiro al verlas.

―¿No dijimos que nos anotábamos juntas?―escucho decir a Yam.

―Sí obvio, antes que Ramiro―le respondió la española.

Al escuchar su nombre, empezó a tocar la campana de servicio, dejando sorprendidas a Jim y Yam.

―¿Me buscaban a mí?―les preguntó con una sonrisita que Hannah conocía muy bien.

―No―respondieron al unísono con una cara de pocos amigos.

―Siguen igual de simpáticas que siempre. Yo también estoy feliz de verlas ¿se nota?―Hannah se rio ante los intentos de su amigo para molestar a las chicas, se veía que lo estaba consiguiendo.

―Hola chicas―saludo Hannah.

―Hola―le respondieron estas sin mirarla. Algo que hacían cuando estaba con Ramiro y si bien no entendía la "rivalidad" entre los tres, veía por donde iba la cosa.

Ella también odiaba a Ramiro al principio.

―Dos juguitos de naranja, porfa―le pidió Ramiro a Pedro. Quien solo asintió.

Hannah pensó que así se quedarían las cosas pero con Jim y Yam nada es fácil.

No cuando las dos chicas le empezaron a insistir a Pedro para que subiera el anuncio online, solo para que este les digiera que tenía que hacer el pedido de Ramiro primero, que por supuesto no se quedaron conformes con su respuesta, insistiéndole más al pobre chico hasta que decidieron que lo mejor era que ellas lo subieran. Ocasionando una pelea entre Pedro y ellas por la tablet.

La cual termino en el piso.

―¿Que hicieron?―dijo Pedro al ver que la tablet no prendía.

―Te queríamos ayudar―murmuro la española.

―No quiero su ayuda.

―¿No?, ¿y qué necesitas?―cuestionó Yam.

─Que se larguen ya de acá―dijo molesto.