𝙒𝙃𝙄𝙎𝙋𝙀𝙍𝙎 𝙊𝙁 𝙅𝙀𝘼𝙇𝙊𝙐𝙎𝙔࿐sahyo

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Pero aun asi, apesar de sus declaraciones.
La atmósfera en el armario se volvió aún más cargada de deseo. Jihyo, completamente absorta en el momento, sintió cómo la pasión entre ellas crecía. Sana, con una mirada traviesa, se acercó aún más, sus labios a solo milímetros de los de Jihyo.

—No puedo resistirme a ti —murmuró Sana, antes de cerrar la distancia entre sus labios en un beso ardiente. Fue un beso que encendió chispas, lleno de urgencia y deseo.

Jihyo sintió cómo el calor se apoderaba de su cuerpo mientras Sana profundizaba el beso. Las manos de Sana comenzaron a explorar con confianza; una se deslizó por la espalda de Jihyo, mientras que la otra bajó lentamente hacia su trasero. Con un movimiento suave pero decidido, Sana lo agarró con firmeza, provocando un gemido involuntario de sorpresa y placer en Jihyo.

—Mmm… —suspiró Jihyo, dejándose llevar por la mezcla de sensaciones. La calidez del cuerpo de Sana contra el suyo era electrizante.

Sana no se detuvo ahí; su mano comenzó a recorrer el contorno del pecho de Jihyo, disfrutando cada curva y cada reacción que provocaba en ella. Cada caricia era como una declaración silenciosa: estaba completamente enamorada y deseaba explorar cada rincón de su ser.

Jihyo se entregó al momento, sintiendo cómo las manos de Sana la hacían vibrar. El beso se volvió más profundo y apasionado; sus lenguas danzaban al ritmo del deseo que las envolvía. Las manos de Jihyo encontraron su camino hacia el cabello de Sana, aferrándose a ella como si no quisiera dejarla ir nunca.

—Eres tan hermosa —susurró Sana entre besos, apenas separándose para mirar a Jihyo a los ojos, viendo como en sus bocas salia un hilo de saliva. Y la intensidad en su mirada era inconfundible.

Jihyo sonrió con complicidad antes de atraer nuevamente a Sana hacia ella, presionando sus cuerpos juntos con más fuerza. El contacto físico era indescriptible; ambos cuerpos deseaban fusionarse en uno solo.

Sana, sintiendo la respuesta ardiente de Jihyo bajo sus manos, intensificó el beso una vez más. Era un momento donde nada más importaba; solo existían ellas dos y esa conexión tan intensa que había crecido entre ellas.

El ambiente se cargaba de energía mientras Sana y Jihyo se dejaban llevar por la pasión. Los labios de Sana bajaron lentamente por el cuello de Jihyo, dejando un rastro de besos ardientes que hacían que el pulso de Jihyo se acelerara. Cada beso era como una declaración, un sello de lo que sentía.

A medida que Sana exploraba, comenzó a dejar marcas sutiles pero significativas en el cuello de Jihyo, como si estuviera reclamando su territorio. Eran huellas que contarían su historia y que Daniel, al llegar, no podría ignorar.

—Sana… —susurró Jihyo, sintiendo el calor del aliento de Sana sobre su piel. La anticipación llenaba el aire.

Con una confianza desbordante, las manos de Sana comenzaron a moverse más audazmente. Se deslizaron por la cintura de Jihyo, apretando suavemente sus caderas antes de aventurarse hacia sus pechos. Las palmas de Sana se encontraron con la suavidad de los senos de Jihyo y no pudo evitar explorar con deseo. Cada caricia era intencionada, como si estuviera marcando su posesión sobre ella.

Sana se inclinó para dejar más marcas en el pecho de Jihyo, besando y mordisqueando delicadamente mientras sus manos seguían manoseando con avidez. Desde su cintura hasta su pecho, cada toque era una mezcla perfecta de ternura y urgencia, amasando los pechos de Jihyo a su antojo.

—Eres tan hermosa… —murmuró Sana, sus labios ahora recorriendo la línea entre el cuello y los hombros, mientras sus manos continuaban explorando sin piedad.

Jihyo cerró los ojos, disfrutando cada segundo. La emoción crecía dentro de ella; nunca había sentido algo tan intenso. Los dedos de Sana se movían con destreza, jugando con sus pezones a través de la tela de su ropa, provocando gemidos involuntarios que escapaban de sus labios.