Sinopsis:
Las leyes de la creación están escritas por el destino de la luna. Destinos tan sencillos como que los Alfas sienten atracción por los aromas dulces de los Omegas y estos por los fuertes de los Alfas. Pero, como todo en esta vida, existen...
Fourth introdujo sus pequeñas manos por el pantalón de su Alfa, aprovechando la situación y dando un apretón a sus glúteos duros. Gemini saltó sorprendido en su lugar y golpeó sus manos cuando consiguió que le soltara.
-No te aproveches de la situación. -Se quejó achicando los ojos, Fourth rio cantarín.
-Eres tú quien me ha pedido que te meta mano. -De defendió el Omega.
-Yo te he pedido que me metieras el bajo de la camisa bien. -Corrigió haciéndolo reír más alto por su tono molesto.
-Ay, mi Alfa querido. -Suspiró antes de acercarse de nuevo a él con andar coqueto. Las caderas de Fourth bailando al compás de sus pasos dejando marcar su figura. Los ojos almendrados y lindos del Omega haciendo tener miedo a Gemini. -Es que te gusta provocarme.
-¡¿Yo?! -Preguntó escandalizado. -¡Solo estoy trabajando! -Refutó señalando la sala a su alrededor.
-¿Es que acaso no sabes lo sexy y lascivo que suena hacerlo con tu secretario en la oficina? -Preguntó como si fuera obvio, Gemini negó.
-No voy a cumplir otro de tus fetiches raros, Fot. -Puso la palma de su mano en la frente del mayor, impidiendo así que se acercara más a él. -Lo de la temática de policía y ladrón bien, lo de esposarte guay, lo de la ducha maravilloso, la cocina aceptable aunque desagradable a la vez, pero ¿en la oficina? No. -Negó rotundo. El Omega sollozó sonoro, bajo la gran mano en su rostro. Gemini se preocupó por haber sonado rudo, tal vez su dulce Omega se sintió humillado o negado por sus palabras. -Fot. -Dijo bajando su mano para encontrarse con la sonrisa más malvada que jamás había visto en otro ser. -¡Mentiroso! -Fue atrapado rápidamente en un estrecho abrazo. -¡Chantajista! -Fourth rio, fregando su mejillas contra el cuello de su menor para así poder impregnarse más, si era posible, de su aroma.
-Te amo mucho. -Confesó, dejando derretido a Gemini como cada vez que esas palabras salían de su boca.
-¡Chicos! ¡Hora de ir a casa! -La directora de GMM entró a la oficina de su secretario, y el secretario de este, sin llamar a la puerta. Ante la imagen, del estrecho abrazo, sacó con rapidez su teléfono móvil y tomó un par de fotos con flash. -Para mi colección de amante del FourthGemini.
-¡Que es GeminiFourth! -Exclamó el Alfa.
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Ambos gemelos se miraron en el silencioso lugar, la música de fondo junto a las conversaciones dejadas atrás. Gemini, siendo siempre el hermano más sensible, borró su sonrisa de golpe y comenzó a llorar. Phuwin rodó sus ojos, con fingido fastidio, acercándose para abrazarlo.
-Vamos, idiota, no puedes salir ahí fuera con los ojos rojos e hinchados como un tomate. -Bromeó dando caricias a su espalda. -Todo el mundo va a pensar que te he dado un puñetazo.
-Es que... -Balbuceó. -Vas a arrugar tu traje. -Phuwin rio a labios cerrados y soltando a su hermano.
-¿Cómo me veo entonces? -Preguntó abriendo sus brazos, Gemini sonrió.
