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“A CONTRACORRIENTE”

AIDAN GALLAGHER:

Entro en la casa y cierro la puerta con suavidad, pero el eco retumba en el silencio del pasillo. Al principio no me doy cuenta de la sonrisa que aún llevo en los labios hasta que veo mi reflejo en el espejo del recibidor. Y entonces, la recuerdo. Lilith. La imagen de su rostro mientras miraba a su hijo en el parque me invade de nuevo, dejándome una sensación de calidez inexplicable, algo que no he sentido desde… desde hace demasiado tiempo.

Doy un paso hacia las escaleras, con intención de subir a mi habitación, pero una voz retumba en la sala de estar.

—¿A dónde fuiste hoy, Aidan?

Me detengo en seco. Mi padre está en uno de los sillones de cuero con un libro en las manos, observándome con esa mirada crítica que siempre usa cuando quiere que le explique mis decisiones.

—Solo salí un rato —respondo con calma, tratando de sonar casual, aunque algo me dice que no le engañaré.

Su ceja se arquea, expectante. Quiero ser honesto, contarle que conocí a alguien… alguien especial. Pero no estoy seguro de cómo reaccionaría. ¿Qué pensaría de Lilith? No conoce su historia, pero se que no estará de acuerdo, y con lo poco que sé, siento una necesidad abrumadora de protegerla.

—¿Con alguien? —pregunta, inclinando la cabeza.

—Con… algunos amigos —miento. El sabor de la palabra “mentira” es amargo, pero no quiero que Lilith quede expuesta. No aún.

Mi padre asiente lentamente, pero sé que no está del todo convencido. En momentos como estos, casi parece que tiene el don de leer mentes, de ver más allá de lo que digo. Paso de largo, subo las escaleras y me encierro en mi habitación, como si este espacio pudiera proteger los pensamientos que ahora giran sin control en mi mente.

Me dejo caer sobre la cama y miro al techo, buscando respuestas entre las sombras. Lilith… solo su nombre me provoca una especie de vértigo. La manera en que miraba a su hijo, el leve temblor en sus manos cuando intenté acercarme… Me siento como un idiota por lo mucho que me afecta. Apenas la conozco, y sin embargo, su presencia es como una luz en medio de algo que no sabía que estaba oscuro.

Miro mi teléfono, dudando. ¿Debería escribirle? ¿Sería demasiado pronto? No quiero que piense que estoy invadiendo su espacio. Aun así, siento una urgencia por saber cómo está, si esta noche ella y su hijo estarán bien. No puedo explicar este impulso, esta necesidad de cuidarla, de asegurarme de que no le falte nada.

Pero ella es una mujer fuerte, puedo verlo en la manera en que sostiene a su hijo, en la firmeza con la que pone distancia entre nosotros. Esa barrera que construyó a su alrededor, me despierta algo que no sé si debo reconocer como atracción, admiración… o tal vez algo más profundo.

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Al día siguiente, llego al set de filmación. Hoy es una escena complicada; tengo que concentrarme, pero mis pensamientos están en otro lugar. Mientras reviso mis líneas, uno de mis compañeros, Max, se acerca. Es un amigo que conozco hace poco, pero es alguien agradable, alguien en quien puedo confiar. Si hay alguien a quien puedo contarle lo de Lilith, es a él.

—Pareces distraído —dice Max, tirando su guion sobre una mesa y cruzándose de brazos—. ¿Qué te pasa? ¿Algo interesante en tu vida?

Río, y siento que algo en mí quiere contarle, soltar ese secreto que llevo dentro.

—Conocí a alguien —admito en voz baja, notando la expresión divertida en su rostro.

—¿Es eso? ¿Alguien? —se burla, pero veo que en sus ojos hay genuina curiosidad—. No me digas que es otra modelo o actriz… eso ya lo hemos visto.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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CORAZONES RENACIDOS [AIDAN GALLAGHER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora