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La alfa observaba con atención al omega que se había quedado dormido en el puff donde antes estaba despierto. El cabello gris de él se movía suavemente bajo la brisa del ventilador que soplaba en su rostro, dándole un aire de calma y vulnerabilidad. Con cuidado, la alfa se levantó de su asiento y se acercó al menor, arrodillándose a su lado. Extendió la mano y comenzó a acariciar con ternura las hebras de su cabello, notando la suavidad entre sus dedos. Sus gestos eran gentiles, como si el simple acto de tocarlo pudiera romper la paz de su sueño.
Mientras sus dedos recorrían el cabello de Jay, Harlett se permitió observarlo detenidamente. Su respiración era lenta y profunda, y su expresión relajada le daba una apariencia serena, muy diferente a la intensidad que solía mostrar cuando estaba despierto. Cada detalle en él le transmitía una sensación de protección y afecto que hacía tiempo no experimentaba. Aunque él no lo supiera, verlo en ese estado le hacía sentir que, al menos por ese instante, el mundo alrededor se detenía. Era como si todo el ruido, las preocupaciones y la velocidad de la vida se desvanecieran en la quietud de ese momento compartido.
-Eres demasiado tierno cuando estás tranquilo -susurró, esbozando una pequeña sonrisa que no pudo evitar.
Harlett continuó acariciando su cabello con suavidad, sumergiéndose en la paz que aquel simple contacto le brindaba. Miró sus rasgos relajados, memorizando cada curva de su rostro mientras el tiempo parecía ralentizarse. Sin darse cuenta, una calidez se asentó en su pecho, llenándola de un sentimiento de cuidado profundo que ni ella misma había anticipado. Se quedó así, disfrutando de ese instante de serenidad, consciente de que, cuando él despertara, la magia de aquel momento se desvanecería, llevándose consigo ese pequeño refugio de paz que había encontrado a su lado.
-Me tienes loca, aunque no lo demuestre -susurró, dejando escapar otra sonrisa que llevaba consigo un toque de ironía y sorpresa.
Nunca habría imaginado que el omega al que había marcado solo para sacarlo de un momento incómodo se volvería, con el tiempo, el responsable de desmoronar las murallas que ella misma había construido alrededor de su corazón. Aquel simple acto, que en su momento fue un impulso protector, había germinado sin que lo notara, como una semilla echando raíces profundas en su ser. Ahora, él se había convertido en algo más que un compañero: era su calma en medio del caos, su refugio en un mundo que siempre parecía demandarlo todo de ella.
Alejó su mano con suavidad, poniéndose de pie por completo. Escuchó un leve bufido de su animal interno, protestando por aquel acto forzado de distanciamiento. Parecía exigirle que se quedara un poco más junto a él, que no rompiera la conexión que ambos habían forjado en el silencio.
-Sé paciente, pronto le diremos al mundo que él es nuestro -murmuró, intentando calmar a esa parte de sí misma que anhelaba gritarlo.
Por un momento, se permitió imaginar cómo sería la vida si pudiera mostrarse libremente junto a él, sin las barreras que sus propios miedos y el peso de sus responsabilidades le imponían. La idea de caminar juntos, sin reservas ni secretos, encendía una chispa de esperanza que la hacía sonreír. Sin embargo, sabía que debía guardar sus sentimientos, mantenerlos ocultos bajo la fachada que había construido, esperando el día en que el mundo estuviera listo para conocer que el vínculo que la unía a él no era algo pasajero, sino profundo y verdadero.
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𝗔𝗟𝗙𝗔 𝗗𝗘𝗙𝗘𝗖𝗧𝗨𝗢𝗦𝗔 𓇻. 𝗃𝗈𝗇𝗀𝗌𝖾𝗈𝗇𝗀 !
مستذئب· · 𝐉𝐚𝐲 | Una hora de clases tranquila se vio interrumpida cuando un omega entró en celo, captando la atención de los alfas a su alrededor. Sin embargo, un gruñido los sacó de su ensoñación. Cuando volvieron a enfocarse en su objetivo, ya era d...