Checo pensó que todo se quedaría como una broma más de su compañero de equipo. Tras el extraño CV que Max le había enviado, no podía imaginar que esto fuera a llegar a algo más serio. Sin embargo, durante los días siguientes, notó cómo la actitud de Max cambiaba.
El primer detalle fue el ramo de flores. Checo había salido temprano de su habitación para encontrar, justo en la puerta, un ramo de flores frescas que despuntaban en colores vibrantes. Entre los pétalos, una pequeña tarjeta: "Para alegrarte el día. – Max". Un ligero sonrojo se asomó en sus mejillas, y aunque sonrió, prefirió convencerse de que solo se trataba de otra broma.
Pero los detalles continuaron, y no eran para nada sutiles. Cada mañana encontraba en su puerta un desayuno que parecía haber sido elegido a propósito, con los sabores mexicanos que extrañaba en sus giras: café recién hecho, pan dulce y chilaquiles con guacamole. En las tardes, Max aparecía a su lado, asegurándose de ayudarlo con los preparativos antes de las sesiones de prensa. En un momento, incluso lo vio esperándolo con su bebida favorita después de una larga práctica, observándolo en silencio, y en sus ojos había algo más que simple camaradería. El neerlandés también empezó a lanzar comentarios en entrevistas que parecían ir más allá de una simple amistad.
[...]
Ambos estaban sentados en el set, listos para responder preguntas que sus seguidores habían enviado. A su alrededor, el equipo de grabación y los camarógrafos charlaban, bromeando y preparando los micrófonos. Checo y Max intercambiaron una sonrisa cuando el entrevistador comenzó a hablar.
—La siguiente pregunta es para ambos —anunció el entrevistador con tono juguetón—. ¿Qué piensan de los vídeos de Chestappen en TikTok? Ya saben, la gente los ve como algo más que compañeros de equipo...
Max soltó una risa contenida y miró a Checo, sus ojos brillando con algo travieso.
—A ver, a ver, ¿quién soy yo para decirles que están equivocados? —respondió Max, acercándose un poco más a Checo y pasando su brazo sobre sus hombros con un toque casi protector.
Checo se rio y trató de apartarse, aunque no sin un ligero rubor en sus mejillas.
—Yo digo que son solo eso, vídeos, entretenimiento... ¿no, Max? —intervino, tratando de sonar relajado mientras el brazo de Max lo envolvía un poco más fuerte.
—Quizás no sean solo rumores, ¿no? —añadió Max, lanzándole una mirada cargada de intención.
Todo el set estalló en risas, y el equipo intercambió miradas cómplices. Checo sintió cómo el ambiente se volvía extrañamente intenso, pero trató de restarle importancia.
El entrevistador, siempre en busca de más, no perdió el momento y agregó:
—Y, Checo, ya que aún sigues soltero... ¿continuas recibiendo CVs o el puesto es solo para Max?
Checo soltó una carcajada e hizo una pausa.
—Pues, supongo que el puesto está libre... —respondió, bromista—. ¡Así que envíen sus CVs!
Max no tardó en responder, mirándolo directo y con una seriedad que Checo no esperaba.
—Ya mandé el mío, ¿verdad, Checo? —le dijo, sin apartar los ojos.
Checo trató de reírse y responder de la misma forma, pero en sus ojos había algo que indicaba que esto no era una simple broma.
[...]
La curiosidad lo había vencido. Checo tenía que saber si todo esto era en serio o si su compañero solo estaba jugando. Cuando Max pasó a buscarlo al final del día, Checo lo enfrentó, mirándolo con una mezcla de duda y nerviosismo.
—Oye, Max, todo esto... —comenzó, cruzando los brazos en un intento por protegerse del remolino de emociones que lo atravesaba—. ¿En serio has estado mandándome flores y desayunos? ¿Es una especie de broma?
Max guardó silencio un momento, y su rostro, que siempre parecía imperturbable, reflejó una vulnerabilidad inesperada. Se acercó un paso, con los ojos clavados en los de Checo.
—No es una broma, Checo —dijo, su voz era grave y llena de sinceridad—. Lo digo en serio. Lo de los detalles, las flores, los desayunos... es solo una pequeña parte de todo lo que quiero hacer por ti.
Checo no podía creerlo. Quiso bromear, desviar el tema como siempre, pero el tono en la voz de Max le hizo detenerse.
—Max, nunca pensé que tú... que te sintieras así —murmuró, su voz apenas un susurro.
Max suspiró, como si hubiera estado esperando este momento durante años.
—No sabes cuánto tiempo llevo queriendo decírtelo. Me importa mucho más de lo que te imaginas. Desde hace años me he sentido así, pero no me atrevía a decírtelo porque siempre estabas ocupado, con tu vida, con tu novia... pero desde que supe que estabas soltero, vi mi oportunidad, y no voy a dejar que pase. No quiero solo ser tu amigo. Quiero algo más contigo.
Las palabras de Max golpearon el corazón de Checo como una ola inesperada. No estaba seguro de qué decir, y Max, como si leyera su confusión, avanzó un paso más, mirándolo intensamente.
—Checo, cada vez que estoy cerca de ti, siento que todo cobra sentido. Me haces reír, me haces sentir seguro, y a veces... me haces querer quedarme a tu lado por más tiempo del que debería. Eres tan tú... tan cálido, tan real. Y no te pido que decidas ahora, solo te pido que me dejes demostrarte lo que siento, que me permitas intentar conquistarte.
Los ojos de Checo se llenaron de algo más profundo, una mezcla de sorpresa y algo que no se atrevía a identificar. Quiso responder, pero las palabras se le atascaban en la garganta. De pronto, el espacio entre ellos se sentía mucho más pequeño, y la tensión, casi palpable, parecía envolverlos.
—Max... —susurró, mirándolo a los ojos y sintiendo la sinceridad en cada palabra que su compañero le decía—. No sé... nunca había pensado en algo así.
Max sonrió, una sonrisa suave y cargada de esperanza.
—Entonces, empieza a pensarlo. Porque estaré aquí, mostrándote que quiero que seas feliz, y que quiero ser yo quien lo haga posible. No me rendiré, Checo.
Por primera vez, Checo no bromeó, no desvió la mirada. Sabía que había algo entre ellos, algo que siempre había estado ahí, pero que solo ahora, con la declaración de Max, comenzaba a ver con claridad.
Esa noche, se despidieron con una mezcla de emociones difíciles de explicar, pero ambos sabían que, de algún modo, su relación había cambiado para siempre. Al cerrar la puerta de su habitación, Checo se recostó sobre la cama, pensando en todo lo que Max le había dicho, sintiendo que algo dentro de él se removía, abriéndose a la posibilidad de que quizás, solo quizás, sus sentimientos también pudieran cambiar.
Y mientras ambos se quedaban despiertos, atrapados en la confusión de sus emociones y el anhelo por algo más, la expectativa de lo que podría ser los envolvía, haciendo que la noche pareciera interminable, en espera de algo más que aún estaba por venir.
ESTÁS LEYENDO
The CV | Chestappen
FanfictionDonde Sergio Peréz esta nuevamente soltero y recibe el cv de Max Verstappen para ser su nuevo novio.