Bokuto se quedó helado al escuchar las palabras de Akashi. Sentía que todo se detenía a su alrededor, y su mente comenzó a repasar cada uno de los momentos compartidos, desde el día que le confesó sus sentimientos, hasta cada cita y salida en la que, poco a poco, Akashi fue mostrando otra faceta. Recordaba cada vez que lo hizo reír y cada conversación en la que Akashi parecía estar más cerca, pero nunca imaginó que llegaría a enamorarse de él también.
—¿Te enamoraste… de verdad? —susurró Bokuto, todavía en shock, sus ojos grandes y expectantes.
Akashi, con una ligera sonrisa que revelaba su timidez, asintió. —Sí. No sabría decir exactamente cuándo empezó. Tal vez fue en cada cita que teníamos. Salir contigo siempre era diferente, siempre encontraba algo que me hacía reír o aprender. Creo que fue en esos momentos en los que empezaste a ser alguien muy especial para mí.
Bokuto sintió cómo una sonrisa gigantesca se dibujaba en su rostro y, sin pensarlo dos veces, dijo: —Akashi, yo también estoy perdidamente enamorado de ti.
Sin más palabras, ambos se acercaron hasta que sus labios se unieron en un beso profundo, lleno de emociones contenidas y de promesas no dichas. Se besaron una, y otra, y otra vez, sin poder separarse. En medio de ese éxtasis, entraron a la casa de Akashi, tropezando en el pasillo hasta llegar al sillón, donde los besos continuaron con la misma intensidad.
El ambiente estaba lleno de calidez y ternura, y Akashi, por un instante, quiso dar un paso más, pero Bokuto se separó suavemente. —Espera, Akashi… eres un bebé todavía. Ni siquiera tienes 18. No quiero apresurar nada. Por ahora, solo besitos.
Akashi soltó un suspiro de ligera frustración, aunque luego una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Sentía que todo estaba bien solo con tenerlo cerca, así que simplemente se acurrucó a su lado, y se quedaron abrazados hasta quedarse dormidos.
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Al día siguiente, ambos fueron juntos a clases. Bokuto había decidido quedarse a dormir en casa de Akashi y ahora caminaban por los pasillos de la escuela, tratando de ocultar su cercanía, pero Akashi no pudo evitar que se le escaparan un par de comentarios que sugerían más de lo que quería. Bokuto lo miraba con una ceja levantada cada vez que Akashi dejaba escapar alguna pista, pero lo dejaba pasar… hasta que finalmente, después de clases, llegaron al entrenamiento de voleibol.
Apenas entraron juntos, el equipo entero los miró con sonrisas traviesas y uno de los compañeros gritó: —¡Uyyy, la parejita del momento!
Bokuto volteó hacia Akashi, fingiendo una expresión de incredulidad. —¿Por qué siento que esto es tu culpa?
Akashi puso los ojos en blanco y luego miró al equipo, claramente molesto. —Son todos unos chismosos —dijo, antes de mirar a Bokuto con una sonrisa de inocencia fingida—. Yo no he dicho nada.
Bokuto solo rió, abrazándolo del hombro antes de irse a cambiar. El entrenamiento continuó con normalidad, aunque de vez en cuando los compañeros lanzaban bromas y miradas cómplices hacia ellos. Akashi intentaba mantener la calma, pero Bokuto notaba cómo se tensaba ligeramente ante cada comentario, lo que le parecía adorable.
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Más tarde, Akashi invitó a Bokuto a su casa para pasar el rato. Llegaron y se acomodaron en el sillón, listos para ver una película y relajarse. Empezaron a charlar y reír entre bocados de palomitas, disfrutando de la compañía mutua. De repente, el teléfono de Bokuto vibró. Al ver la pantalla, apareció el nombre de Haruki, y Bokuto soltó una risa suave.
—Oh, es Haruki —dijo Bokuto, y empezó a responder el mensaje, sonriendo mientras leía lo que Haruki le había escrito.
Akashi, al ver el nombre de Haruki, sintió una chispa de celos que no pudo evitar. Observó cómo Bokuto seguía escribiendo y riéndose de los mensajes, sintiendo cómo sus manos comenzaban a apretar ligeramente el borde del sillón. No pudo controlar la pequeña oleada de feromonas que comenzaban a emanar de él, manifestando su incomodidad.
Bokuto levantó la mirada un momento, notando cómo Akashi lo observaba con una mezcla de celos y molestia. Con una sonrisa juguetona, dejó el teléfono a un lado y se estiró, fingiendo desinterés.
—Haruki es un gran amigo… Lo quiero mucho, mucho, mucho —dijo Bokuto en un tono despreocupado.
Akashi lo miró con los ojos entrecerrados. —¿Debe ser, no?
Bokuto soltó una pequeña carcajada y continuó. —Me estaba diciendo que quería que saliéramos mañana… solo los dos, a un restaurante en la noche.
La expresión de Akashi cambió, y las feromonas que antes eran casi imperceptibles, ahora eran claramente notables. No podía creer lo que estaba escuchando. —Ajá… ¿Y después de eso, tal vez te quedes en su casa a dormir? —dijo con tono seco.
—Hmm… no suena mal, se lo voy a decir ahora mismo —respondió Bokuto, levantando su teléfono.
Antes de que pudiera escribir algo, Akashi lo empujó contra el sillón, sosteniéndolo con firmeza. —¡Ni se te ocurra! No vas a salir mañana, ¡ni siquiera pienses en responderle! Tú eres mi maldito novio, no el de él. Soy el único que puede besarte o salir contigo, ¡no quiero que salgas con él!
Bokuto soltó una carcajada, abrazando a Akashi mientras lo miraba con una expresión satisfecha. —Parece que alguien se puso celoso…
Akashi, todavía respirando agitado, respondió con seriedad. —¿Celoso? Claro que estoy celoso. Estoy botando feromonas y tú lo sabes. Controlarlas es fácil, pero ¡Haruki me pone celoso! Me molesta que tengas tanta confianza con él, que esté tan pegado a ti… agh.
Bokuto acarició la mejilla de Akashi, todavía sonriendo. —¿Por qué te pones así? Tú eres el único que me importa. Si quieres, puedo decírtelo cada noche: eres el único gran amor que tengo.
Akashi se quedó en silencio, pero sus mejillas se pusieron rojas. Bokuto continuó: —Además, no iba a salir solo con Haruki. Quería que tú también fueras. Haruki quiere presentarme a su pareja, y también quiere conocerte más. Así que… iremos los dos.
Akashi abrió los ojos con sorpresa y suspiró, claramente avergonzado por su arranque de celos. —¿Me estás diciendo que hice todo este show… por las puras?
Bokuto rió de nuevo y lo abrazó más fuerte, dejando un beso en su frente. Akashi se dejó llevar, todavía algo ruborizado, y se acurrucó en sus brazos.
Con ese último abrazo, ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la tranquilidad de estar juntos y de la seguridad de que, a pesar de los celos y las inseguridades, su amor era genuino y sincero.
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Fin de la Temporada 1.
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Mis papis😭💕
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Mil formas de estar contigo [Bokuaka-omegaverse]
RomanceBokuto, alfa pero con un corazon enorme, Akaashi, omega recesivo, un dúo el cual funciona en todos los problemas.