Prólogo

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     —Yuuji, ¿quieres que te cuente una historia de amor?

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     —Yuuji, ¿quieres que te cuente una historia de amor?

El joven Itadori dejó de prestarle atención a las películas para enfocarse en la venda negra de su profesor, imaginando que lo miraba a los ojos como muestra de que le estaba prestando atención

— ¿Tiene un final feliz? —Cuestiona con cierta ilusión.

Gojo disfrutó de ver cómo el muñeco maldito seguía profundamente dormido entre las manos del joven estudiante que mandaba sin parar su energía maldita. Sin más, saltó sobre él sofá para sentarse. Fue muy facil gracias a sus largas piernas.

—Esa es la mejor parte, el final. Así que no te lo voy a decir hasta que termine. —Su tono juguetón no tuvo ninguna gracia en Yuuji, quien recordaba con rencor cómo su profesor no tuvo reparos en contarle el final de la mitad de películas que estuvo viendo hasta ahora y las que les falta por ver. —Pero antes de comenzar ¡Un rumor de la era Heian! —Aplaudió. —¿Sabías que Ryomen Sukuna se enamoró de un humano?

Ante esa confesión, perdió la concentración y recibió un duro golpe del muñeco entre sus manos que lo tumbó del sofá. Rápidamente lo sostuvo para volver a pasar energía maldita a través de su cuerpo y se acercó muchísimo a su profesor. Impactado o sorprendido son palabras muy cortas para transmitir lo muy impresionado que está Itadori.

— ¿Alguien amó a este sujeto? —exclama horrorizado por la idea. —Espera ¿Sukuna en la era Heian no era un tipo genocida de cuatro brazos, boca en el estómago y cuatro ojos? ¿En serio era capaz de amar?

—Si, el mismo que mató tanto a hechiceros como a maldiciones y erradicó pueblos enteros. El mismo que necesitó de 10 hechiceros de grado especial para ser sellado, entre ellos, un usuario de los 6 ojos del clan Gojo, un usuario de las técnicas de sombras del clan Zen'In y un hechicero del clan Sadao.

— ¿Eh? Conozco los dos primeros porque lo conozco a usted y a Fushiguro, pero ¿Tan genial es ese Sadao?

—Historia para otro cuento, ahora estamos hablando de Sukuna y su lindo Ícaro.

Aunque en esa época, se referían a él como Akimitsu. La traducción literal es luz. Era un humano muy hermoso, majestuoso. En esa época no era normal ver a personas de color, así que para lo que algunos fue una maldición, para Sukuna fue una bendición que pronto lo llevaría a ser sellado.

Un niño maldito de un pueblo que fue reducido a las cenizas. Los historiadores creen que Sukuna provocó la destrucción del pueblo, dejando únicamente con vida al niño marginado. Se lo llevó y años después se encontraron a ese mismo niño caminando orgulloso junto a Sukuna.

Claro que, él no era especial en lo más mínimo. Solo un humano más por lo que tengo entendido. Lo único que destacan en los pergaminos es su habilidad de seducción y baile. Hoy en día, si lo pienso con mi mente moderna, creo que no era hechicero sino que era una persona muy apuesta. Como te dije, era un chico de color, tal vez hijo de algún esclavo de aquella época que acabó en un pueblo que lo creyó algún tipo de mal augurio solo por su piel.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐨 || ᴊᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora