Un juramento se vuelve una maldición. Atar sus vidas por amor en una de sus vidas puede condenar a ambos a la perdición y ahora debe enfrentar el mayor desafío de todos.
Ser un hechicero o ser el enemigo de los hechiceros. Todo por su maldito amor h...
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En un modesto departamento de Tokyo, Nanami se encontraba teniendo un intenso dolor de cabeza. Lastimosamente, el que provocaba ese dolor se encontraba justo frente a él con una sonrisa de oreja a oreja y una molesta venda sobre sus ojos. Sentado como si fuera su propio hogar cuando no, era el departamento de Nanami y el rubio sabe perfectamente que jamás le dió su dirección.
—Dejame ver si entendí... —dejó de sostener el puente de su nariz para mirarlo con completo fastidio. —Tu quieres que el mundo se acabe ¿No?
— ¡Claro que no! ¡Intento salvarlo! —Se queja ofendido.
—Claramente es todo lo contrario con tu ridículo plan... —suspira por cuarta vez en esos 10 minutos que Gojo estuvo en su casa, en su amado día libre. —Quieres que Hikaru vaya a la escuela de hechicería.
—Si.
—Con Sadao, que ya estudia ahí. Serían tus dos únicos alumnos de tercer año disponibles en la academia.
—Si.
—Hikaru, la reencarnación del tesoro más valioso de Sukuna y posiblemente el hechicero más peligroso de la era Heian... —antes que Gojo confirme, Nanami habla más rápido, con un tono más elevado por su furia contenida. —Quieres llevarlo a estudiar justo en la misma academia donde el recipiente de Sukuna se encuentra ahí cursando primer año.
—... ¿Si? Aunque no entiendo por qué te refieres a él como hechicero cuando parecía más un adorno. Según viejos planos del clan Gojo.
—No hay duda alguna que planeas la extinción de la humanidad misma. —Suspira decepcionado. Gojo a este punto comenzó a contar sus suspiros.
—Nanamin, confía en mí. Soy el más fuerte del mundo, nada va a pasar conmigo ahí. —Jura feliz.
El rubio negó con decepción. Ambos adultos se quedaron en un breve silencio, sintiendo claramente la presencia del adolescente que espiaba la conversación. Gojo decidió que esa era su señal para irse, sabiendo lo protector que es su ex compañero con el niño.
Le preocupa lo mucho que se encariñó con él, a pesar de que lo niega por el bien de su imagen.
—Piénsalo. —Pide tranquilo mientras camina a la salida. Abrió la puerta ignorando al Sadao que lo esperaba afuera y volteó para mirar sobre su hombro a Kento. —Ya no tiene sentido esconderlo, ya se encontraron.
Y con la bomba tirada, el albino huyó de la escena junto al otro adolescente. Nanami suspiró por última vez y lo hizo con tal fuerza que se escuchó más como un gruñido por el estrés. Se alejó hace mucho de la hechicería porque ya no soportaba ver compañeros caer día tras día, decidió adoptar al hermanito de su mejor amigo porque fue su última voluntad y como tenía a alguien a su cargo no podía abandonarlo como todos los hicieron.
