1

78 8 0
                                    


Estoy en medio de la cancha, con el resto del equipo a mi alrededor. El ambiente está cargado de energía, el sonido de los cascos chocando y los gritos de los entrenadores se mezclan con el ruido de la multitud. Todo parece moverse a mi alrededor, pero yo me concentro en lo que tengo frente a mí. La mirada fija en el balón, el sudor corriendo por mi frente, y los latidos de mi corazón marcando el ritmo de la acción.

De repente, veo el balón venir hacia mí. Lo observo en el aire, viajando rápidamente. Mi cuerpo se prepara, mis manos se abren al instante,

—  ¿Quién es ella?  —   exclama un chico alto, con músculos bien definidos que dejan ver su esfuerzo en cada movimiento. Su cabello rubio oscuro cae de manera desordenada sobre su frente, y sus ojos cafés observan con curiosidad y algo de sorpresa. Está parado junto a un chico un poco más bajo, aunque igual atractivo. Este tiene el cabello castaño claro, ligeramente despeinado, y unos ojos azules con destellos verdes que parecen reflejar todo lo que está a su alrededor. Su físico es menos musculoso que el del primero, pero igualmente tiene una presencia fuerte, marcada por su postura relajada y su mirada intensa. 

El chico del cabello castaño claro se da la vuelta, y sus ojos, con esos destellos verdes que brillan bajo la luz, se fijan en mí. Su rostro se transforma de sorpresa a incredulidad, y, con un tono de voz que denota asombro.

¿Tú?

Sonrío ampliamente al escuchar la pregunta.—    El vagabundo que durmió en mi sofá

El chico rubio, que hasta ahora había permanecido en silencio, frunce el ceño y mira al otro chico con una expresión algo irritada. Su mandíbula se tensa ligeramente, y sus ojos, de un café profundo, destilan algo de incomodidad mientras se gira hacia él.

¿Quién eres? —dice, su voz firme, con un toque de desafío, como si la situación le incomodara más de lo que había dejado ver.

Tay  Spellman Yildiz — digo con una sonrisa, sintiendo que la tensión en el aire se aligera un poco al decir mi nombre.

El chico rubio, aún con una expresión algo tensa — ¿Y cómo es que se conocen? — pregunta, mirando alternativamente a mí y al chico de cabello castaño claro, que parece incómodo con la pregunta, pero al mismo tiempo, parece querer dar una respuesta que aclare las cosas.

No puedo evitar sonreír, divertida por la situación. El chico rubio, que no ha dejado de observarme con algo de incomodidad, sigue ahí, sin entender bien qué está pasando.

Durmió en mi habitación — añado, sin poder ocultar una pequeña risa. La expresión de Asher cambia instantáneamente, sus ojos se agrandan por la sorpresa y la incomodidad. — Tú... eres Asher — afirmo, reconociéndolo al instante.

Asher me observa un momento, su mirada fija en mí, como si tratara de encontrar algo que le haga sentido en toda esta situación. 

— ¡Tay! — gritó Liv desde el otro lado de la cancha, una chica de piel morena, ojos cafés llenos de determinación, y su cabello rizado caía con gracia sobre sus hombros mientras se movía con una fluidez impresionante en la cancha

Después de mi entrenamiento, me dirigí al casillero. Al llegar, me sorprendí al ver que estaba justo al lado del de Axel. Asher estaba junto a él, y ambos parecían tensos.

 —  ¡No pudiste verte más patético en el entrenamiento de hoy! —    escupió Asher, su voz cargada de desdén. Dio un paso hacia Axel, con los ojos entrecerrados y una expresión de enojo que dejaba claro su desprecio. —     Que no te sorprenda que te dejen en la banca toda la temporada.

cómo jugar con un corazónWhere stories live. Discover now