Huevón - Gabi x Gere

Brillito

Gavvo seguía dándole vueltas al encuentro con Lautaro y Geremias. Ese cruce casual y la bolsa que había pasado de mano en mano lo dejaban inquieto, por mucho que intentara convencerse de que solo era una tontería. Aun así, no podía sacudirse la imagen de aquel turrito rubio que, como por casualidad, se había metido en su vida.

—Oye, ¿qué es lo que te dio el tal Lautaro?

Geremias le lanzó una mirada entre divertida y desafiante, y se inclinó hacia él, bajando la voz como si le fuera a confiar un gran secreto.

—Es... glitter, ¿viste? Brillito para ponerme linda si tengo algún XV. Todo legal, Compa.

Gabriel soltó una risa incrédula.

—¿Glitter? Ah, sí, claro...—El Vene no podía creer como le quería tomar el pelo, sus rulos bien definidos no iban a ser falaciados.

—Obvio, el brillito anda re cotizado en el mercado negro. Gente como vos no lo entiende, pero es un negocio en auge —respondió Geremias con una expresión teatral, disfrutando.

—Entonces avísame si te sobra un poco. Me hace falta para decorar la blusa de mi hermana. —contestó Gabriel.

La charla continuó, ligera y divertida, y por primera vez en mucho tiempo, Gabriel se sintió verdaderamente a gusto. La tensión inicial se disipó en un vaivén de bromas y chistes, aunque no podía ignorar una sensación incómoda que le revolvía el estómago cada vez que pensaba en Lautaro.

Finalmente, ya cuando la conversación llegaba a su fin, Geremias bajó la voz, y el tono de su expresión cambió, tomando un matiz más serio. Lo miró de forma intensa, sus ojos oscuros fijos en los de Gabriel, y dejó que una pausa cargada de algo más profundo se extendiera entre ellos.

—¿Sabés, loco? Vos... me hacés pensar en cosas que no pensaba tener, corte re flashero. No sé qué hago con vos, pero... me gusta. Me gustaría verte en otro lugar que solo el Mcdonald, tal vez un mostaza...

Por un instante, el aire se volvió espeso, y Gabriel sintió cómo su corazón se aceleraba. La mirada de Geremias le hacía sentir que las palabras eran más que un simple juego, como si detrás de cada frase hubiera algo que ninguno de los dos estaba listo para admitir.