El compromiso | ZeeNuNew

xxi

NuNew

Las voces me despertaron. No eran enojadas, pero definitivamente había tensión en las palabras pronunciadas con dureza.

Me sorprendí cuando abrí los ojos para encontrarme acurrucado al costado de Zee, su brazo alrededor de mí y mi cabeza apoyada en su pecho.

Su pecho.

—¡Zee! —Me senté derecho, mi corazón latía con el mismo miedo que había sentido anoche. Toda la conversación se detuvo así y todos los ojos en la habitación se estrecharon en mí.

—Oye, estoy aquí y estoy bien—. Zee me atrajo hacia su pecho, su mano deslizándose en mi cabello. —Estoy bien, bebé. Esto no es más que un pequeño rasguño.

Rasguño, mi trasero.

—Te dispararon, señor Panich—. Levanté la cabeza para que pudiera ver toda la ira y el miedo que sentía. —Deja que suceda de nuevo y no te pondré en el suelo la próxima vez. Te haré atravesar una pared.

Zee se rio mientras agarraba mi mano y la llevaba a sus labios.

—Lo prometo, no más agujeros de bala.

No estaba seguro de que fuera una promesa que pudiera hacer.

—Tiene ese insoportable... Oh, hola, Detective Waterston, usted está aquí—. Parpadeé inocentemente al hombre. —¿Ha puesto alguna multa de estacionamiento hoy?

Zee enterró su rostro en mi cabello, pero aún podía sentir su cuerpo temblando contra el mío mientras reía en silencio.

—Le estaba explicando al Sr. Panich que los investigadores de la escena del crimen terminaron con la investigación inicial y la evidencia apunta a que usted es el objetivo, Sr. Perdpiriyawong—. Los labios del detective se torcieron en una mueca. —No puedo entender por qué alguien querría dispararle.

No hacía falta ser un científico espacial para darse cuenta de que estaba siendo sarcástico.

Pero consiguió mi interés.

—¿Qué quieres decir con que yo era el objetivo?

—Creemos que el tirador te estaba apuntando a usted, pero el Sr. Panich se interpuso en el camino justo cuando el tirador apretó el gatillo, disparándole a él en lugar de a usted.

Respiré dolorosamente mientras me giraba para mirar a Zee.

—¿Te dispararon por mi culpa?

—Ey. —Zee levantó la cabeza y tomó un lado de mi cara, acercándome a él. —Me dispararon porque hay un gilipollas por ahí con un arma. Esto no es culpa tuya, NuNew.

Las lágrimas llenaron mis ojos.

—Pero...

—No, escúchame—. Zee me dio una pequeña sacudida. — Nunca me lastimarías, ni en un millón de años. Esto se hizo porque algún imbécil piensa que es divertido joder la vida de las personas. Esto no es culpa tuya.

—Ambos necesitan entender cuán serio es esto —dijo el detective. —Si el Sr. Panich no se hubiera puesto delante de usted, habría sido un disparo en la cabeza. El Sr. Panich recibió un disparo en el pecho porque es más alto que usted.

—¡No le diga eso! —Zee gritó.

—Es la verdad, Sr. Panich. Necesita saber que alguien lo está atacando. Necesita decirnos quién lo persigue.

—¡No sé!

No podía pensar en una sola persona que quisiera intentar matarme. Puede que no tenga tantos amigos, y ciertamente había cabreado a suficientes personas en mi vida, pero