CAPÍTULO 5

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Mirando el paisaje por la ventana del auto en el que viajaba, Yoongi se preguntaba cuántas sorpresas más le depararía ese día. Sencillamente, no podía creer que la primera de tantas hubiese sido terminar en la cama del hijo de su jefe, y la segunda, y más fastidiosa, era su maldito ex, quien no paraba de enviarle mensajes desde la mañana.

Observó la hora en su teléfono: 1:45 PM. Faltaban aproximadamente 15 minutos para llegar al trabajo, y Jimin parecía no querer dejarlo en paz. Algo que empezaba a molestar a Yoongi, y estaba seguro de que también a su acompañante.

—¿Todo en orden? —preguntó Namjoon—. Noté que tu teléfono no ha parado de sonar desde hace rato. Si es importante, deberías contestar. No es algo que me moleste o distraiga.

Yoongi agradeció que Namjoon fuera todo lo contrario a su padre, pues de haber estado viajando con su jefe, seguramente ya le habría puesto un acta administrativa o, peor aún, lo habría despedido.

—No es importante —aclaró un poco nervioso. Lo último que necesitaba en ese momento era dar una explicación detallada de quién y por qué le estaban enviando mensajes—. Son solo... un par de personas que no dejan de molestarme. Seguramente cobradores, la verdad no tengo idea. Tendré que cambiar de número.

Namjoon, no muy convencido con las palabras del mayor, asintió. Sin querer parecer chismoso, guardó silencio, algo que Yoongi agradeció internamente, pues no le habría gustado contarle a Kim la historia de su ruptura, ni por qué la noche anterior había terminado en una fiesta, siendo que él prefería las películas y el helado.

—Llegamos.

Agradeciendo el viaje y disculpándose por haberle causado la molestia de llevarlo al trabajo, se despidió por última vez de Namjoon y entró al edificio, esperando que su día transcurriera con tranquilidad.

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Cansado y con el estómago gruñendo de hambre, entró al departamento. No había dado ni diez pasos cuando Hoseok ya estaba sobre él, preguntándole hasta por el bienestar de su trasero.

—Hoseok, cálmate —dejó el saco en el sillón y se acercó a la cocina—. No estuve en peligro, creo —giró la cabeza, algo inseguro—. Y mucho menos me secuestraron.

—¿Entonces qué te pasó? ¿Dónde estabas y por qué no contestabas el teléfono? —inquirió, desesperado por respuestas.

—Me voy a odiar por esto —murmuró—. Estuve con Namjoon.

Confesó. El departamento se mantuvo en silencio un par de segundos, hasta que Hoseok rompió el silencio con un estruendoso:

—¡¿Qué?!

—Lo que escuchaste —dijo, comenzando a preparar su comida—. No recuerdo exactamente qué pasó, pero cuando desperté estaba desnudo y con un dolor en... ya sabes.

—¿Tuviste sexo con el hijo de tu jefe? Min, estás muerto.

—Gracias, Hobi, yo también te amo —dijo con sarcasmo—. Ya sé que estoy metido en problemas, y solo rezo para que mi jefe no se entere, porque si alguien nos vio y le fue a decir, definitivamente estoy muerto.

La preocupación de Yoongi era más que obvia. Después de todo, su jefe le había dejado claro en múltiples ocasiones que no era de su agrado, motivo que Min desconocía por completo.

—Pensemos positivo —dijo Jung—. Seguramente nadie los vio.

Aseguró, olvidando por completo el pequeño detalle de que todos los trabajadores estuvieron presentes, ya que el evento era un cumpleaños. Celebraban los 27 años de Namjoon, algo que Yoongi recordaba perfectamente.

—Fue el cumpleaños de Namjoon —recordó—. Todos estuvieron ahí, y tú fuiste uno de los presentes.

—Tienes toda la razón —bajó la cabeza, pensativo—. Pero bueno, mientras su padre no te despida, puedes seguir fingiendo que no pasó nada.

—Así es, y mantenerme alejado de su hijo.

—Mmh —pensó—. Eso es diferente, Yoonie —ambos se miraron, y Hoseok desvió la cabeza con las mejillas ardiendo de pena—. Si su hijo quiere acercarse a ti, no es algo que puedas evadir tan fácilmente.

—Pero si le hablo, mi jefe sospechará que algo pasó, y entonces estaré en serios problemas.

—Si eso pasa, ya pensaremos en algo —dijo alegre—. Mientras tanto, finge que no pasó nada —aseguró—. Y cambiando un poco de tema, ¿qué tal te fue con el "canela pasión"?

—No voy a hablar de eso.

—Oh, vamos, viejo —animó—. No me digas que te fue mal.

—...

—Mmh, ¿besa mal?

—No.

—Mmh, ¿te pidió hacer un trío?

—No.

—¿¡La tiene chiquita?!

—¡No!

—¿Entonces?

—Fue... —El recuerdo de sus manos apretando su cuello llegó a su memoria, pero eso era algo que no le diría al menor—. No lo recuerdo.

—Qué mal. Y en la mañana, ¿cómo te trató? ¿Fue todo un caballero?

—Esta va a ser una larga conversación.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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