Me dicen la pianista solitaria, pero no estoy sola. Estoy acompañada de cada una de mis melodías, en cada una de las teclas que toco de mi piano. No estoy sola, estoy acompañada del constante recuerdo de cada nota musical que resuena en mis oídos en las madrugadas en las que decido bajar a la sala y tocar.
No, no estoy sola. Estoy acompañada de mi taza de café mientras creo melodías que solo existen en mi mente. Y no, no estoy sola. Le escribo a cada uno de mis fantasmas; le toco a cada uno de mis recuerdos, cada una de mis emociones y a cada uno de mis sentimientos.
No, yo no necesito ir a terapia. Yo solo necesito que me dejen en una habitación sola, mientras me desangro los dedos tocando una melodía al estilo de Beethoven. No, no estoy sola. Estoy acompañada de mi piano; estoy acompañada de cada melodía que sale con él.
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CUANDO LLORA EL CORAZÓN
Romansapoemas, historias y sentimientos, que te harán sentir identificad@