Uno

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Karen

Ser una ávida lectora es lo único que podría definirme actualmente, suelo ser muy poco activa socialmente, soy la chica que no le gustan las fiestas con mucha gente, tampoco el destacar en nada, soy buena en mi trabajo, uno que puedo hacer desde casa, además de que me deja hacer lo que mas amo.

Leer

Trabajo para una editorial, siendo la principal editora de sus autoras mas reconocidas, por mi increíble velocidad para leer y comprender me he posicionado bien. Asi que no tengo mucho interés en una vida socialmente activa.

Por lo mismo es que no tengo pareja, siento que no suelo ser el tipo de chica que un hombre buscaría para pasar el tiempo, mis pasatiempos son aburridos y monótonos.

No es que no ansiara probar el amor, pero eso de buscarlo es totalmente diferente. Tengo miedo de que me rompan el corazón, cegarte y entrar en ese círculo de mentiras.

Estos días he encontrado un género muy interesante que leer, algo con escenas un poco mas subidas esas donde tus mejillas se sonrojas y sientes mariposas que bajan hasta tu vientre. Estos libros me deprimen un poco más pues te hace darte cuenta que no encontraras nada asi en la vida real.

—Estos son los manuscritos de esta semana, deje marcada las paginas donde necesitan trabajar —me acomode las gafas —creo que con esto concluyo lo de este mes, si tienes mas trabajo me lo puedes pasar.

—Deberías de tomarte unos días mejor —me quita los lentes —mira nada mas las ojeras que tienes, además estas pálida como el papel, ¿no sales a que te del sol?

—No.

—Karen, no quiero llegar un día y encontrarte tirada en el suelo sin descansar —Lu siempre se pone asi de histérica en cada entrega, piensa que es mi madre o algo asi.

—Esta semana te dejare en paz, necesitas dormir, en verdad pareces un muerto, además vivir en pants no te ayuda en nada.

—No tengo motivos de verme de otra manera si no me interesa nada del exterior, además es mas cómodo asi, los pantalones de mi talla me aprietan el trasero, no quiero eso —me subo la sudadera gris asi como el pantalon debajo —ya comienza el frio y asi me mantengo abrigada.

—Estoy hablando en serio.

—Yo también, asi que relájate, me alimento bien, consumo vitaminas, además de que si hago un poco de ejercicio en la caminadora, se me entumecen las piernas despues si no las muevo.

—Prometerme que descansaras.

—Si anda, que quiero dormir un poco.

—Es medio día.

—Lo se, largo.

Salió aun mirándome de manera acusadora, yo solo trate de ignorarla, me di un baño, tome un poco de te con miel, que sentía que me iba a resfriar, me puse una sudadera negra algo enorme mis calcetas afelpadas largas con panditas y me fue a dormir, en verdad extrañaba mi cama.

Dormí lo suficiente hasta que me desperté de manera tranquila, mire la hora e iba a dar las nueve de la noche, me preparare un sándwich un poco de avena y volveré a la cama. Tome mis gafas y un enorme libro con portada violácea descansaba en mi mesita de noche, no recordaba haberlo dejado ahí. Lo tome para leer un poco.

Era una especie de libro de fantasía, donde el protagonista debía buscar la manera de detener a un hechicero de atrapar a la protagonista. El héroe era tan gallardo, tan galán, rasgos varoniles y muy romántico.

Debo admitir que la manera en que describen al hechicero es perfecta también, ojos de dragón, piel morena, alto, con el cabello plateado, tatuajes con runas que llenan su cuerpo. Si yo fuera la protagonista no sabría cual elegir.

The Villian (KNJ +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora