Capitulo 01

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La Nación de Emberland había dominado el continente durante más de diez años. La frontera siempre había estado en guerra, pero hace dos semanas, el conflicto alcanzó la capital. Solo unos pocos lograron huir a las afueras y sobrevivir.

El hombre que ahora yacía como un cuerpo frío e inerte le había dicho a Jimin: "Si te conviertes en mi concubino, te pondré en el lugar más alto que puedas alcanzar".

Jimin había nacido en una familia de guerreros que vivían en el campo de batalla. Desgraciadamente, sus padres fueron asesinados en un invierno helado, cuando Jimin tenía apenas tres años. Lloraba con desesperación, tratando de mover sus cuerpos, sin entender por qué no respondían. No comprendía por qué había tanto líquido rojo saliendo de sus cuerpos; solo quería que su mamá y su papá lo abrazaran, porque sentía mucho miedo.

Pasó horas llorando, aferrado a sus cuerpos, esperando que despertaran.

A lo lejos, un guerrero llamado Matthew escuchó los sollozos débiles y desgarradores del pequeño. Se acercó y vio a un niño abrazado a sus padres sin vida; la escena le rompió el alma.

—Mi… mamá… m-mi papá… no despiertan —balbuceó el niño, con la voz quebrada.

Matthew se arrodilló junto a él y acarició su cabecita con ternura y dolor.

—Tu mamá y tu papá se han ido a un lugar mejor… donde no hay guerras, sólo…sólo amor y felicidad —le dijo suavemente, aunque sabía que quizás no lo entendería.

Jimin asintió despacito, sin comprender del todo. Pero al escuchar las palabras "amor y felicidad", sintió algo de consuelo. Pensó que, en ese lugar al que sus padres habían ido debía ser hermoso. Su mamá ya no lloraría a escondidas en las noches, cuando él dormía.

Ellos siempre le decían que lo amaban, y él se sentía querido. Así que el lugar al que habían ido debía ser hermoso…Pero no entendía porque no se lo habían llevado a él con ellos.

Cuando todo había pasado, sus padres lo habían escondido en un compartimiento bajo el suelo, un hueco cuidadosamente disimulado para parecer un piso común.

El compartimiento se cubría con una losa de madera que encajaba perfectamente, camuflándose con el resto de la habitación. Antes de cerrar el escondite, le pidieron que no saliera mientras escuchara ruidos y que esperara a que regresaran por él.

Poco después, Jimin sintió un dolor inexplicable en su pequeño corazón, como si ardiera y quemara. Las lágrimas brotaron de sus ojos azules mientras el lazo que compartía con sus padres parecía desvanecerse.

Aun así, decidió quedarse y esperar a que volvieran.

Un tiempo después, los gritos y ruidos cesaron. Sin embargo, sus padres no aparecían. Sintió cómo el miedo comenzaba a crecer en su pecho y, finalmente, decidió salir a buscarlos.

Al asomarse, se encontró con aquella trágica escena que cambiaría su vida para siempre.

Gruesas lágrimas rodaron de su lindo rostro, porque algo le decía que era la última vez que vería a sus padres.

—Me recuerdas a mi nieto… ¿Cómo te llamas, pequeño? —preguntó Matthew con tristeza, porque el también había perdido a toda su familia tiempo atrás, miró esos ojos azules llenos de inocencia. Le dolía profundamente que aquel niño  hubiera perdido a sus padres de una forma tan cruel, siendo todavía pequeño e indefenso en un época de guerra y sangre.

—Jimin… tengo tles añitos —respondió el niño con su vocecita dulce. Sus padres siempre le decían que no hablara con extraños porque había mucha gente mala, pero su corazoncito le decía que este señor no podía ser malo. Si lo fuera, ya lo habría lastimado, ¿no?—¿Y usted…?

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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