Mañana de Halloween
—En serio, tío, tienes que espabilar —le recriminó Sanosuke por enésima vez en lo que iba de año—. Megumi me dijo ayer que Kaoru se ha empezado a ver con un chico. Vas a perder tu oportunidad.
Kenshin conocía a Kaoru desde principios de ese año. Habían coincidido en una exhibición de kendo y él había sentido una conexión inmediata con ella. A pesar de ser de clubes distintos —y por ello, adversarios—, durante los días que duró el torneo, se habían acercado tanto que por momentos llegó a pensar que había encontrado a su alma gemela.
Se le escapaba de todo entendimiento lo que le había sucedido. Podía llamarlo «flechazo», «feromonas», «conexión mística», o cualquier otra cosa que se le ocurriera. Le daba exactamente igual, porque en cuestión de días, se había enamorado de una desconocida. Jamás le había ocurrido algo parecido, pero no podía ser de otra forma cuando se había topado con la mujer más extraordinaria que había conocido en su vida.
No sólo coincidían en muchas aficiones, además Kaoru tenía una amabilidad que hacía irresistible el querer estar a su lado. Era tierna y generosa, y poseía una sonrisa que sólo verla le creaba cosquilleos por todo el cuerpo. Sin embargo, aquello no era incompatible con la vitalidad y entusiasmo desbordantes que contagiaban a cualquiera que estuviera a su alrededor.
Kaoru le reconfortaba hasta lo más profundo cada vez que estaba cerca de ella.
Por eso había sido todo un impacto que en los escasos cuatro días que coincidieron, el tranquilo e impasible Kenshin Himura hubiera acabado literalmente «colgado» por Kaoru Kamiya.
Durante el torneo, había creído que el sentimiento que había nacido en él esos días de exhibición había sido mutuo. Había llegado a tomar valor para citarse con ella después de la competición. Pero justo antes de decirle nada, había aparecido el novio que no sabía que tenía.
Aquello supuso para Kenshin un jarro de agua fría de proporciones bíblicas.
Por supuesto, en su opinión, no era algo de extrañar. Kaoru debía tener una ristra de hombres alrededor acechando como buitres. Una chica como ella era imposible que no estuviera cogida. Lo que le había sorprendido era que dicho novio no se hubiera presentado ni un solo día en la exhibición. Si él estuviera en su lugar, no le quitaría ojo.
Lo cual le llevaba a sólo dos hipótesis: o el tío era un inconsciente por no alejar a los buitres, o Kaoru era una mujer leal y fiel hasta el punto de que un hombre pudiera estar seguro de ella.
La segunda hipótesis le hizo suspirar de nuevo. Era demasiado bonito para que estuviera todo envuelto en el mismo paquete.
—Prefiero tener su amistad, Sano —le contestó Kenshin volviendo a tierra.
Era algo que le había costado asumir incluso cuando se enteró de la ruptura de su relación un par de meses después. Había terminado ella y por eso supo que Kaoru estuvo menos afectada que su ex. Además de un amigo espontáneo, se había convertido de pronto en su confidente y por eso no quería arriesgar esa relación.
—No puedo creerlo —le reprochó su amigo—. Nadie te ha visto así por una mujer. Kaoru te tiene bien cogido, ¿y no quieres luchar por ella?
—Kaoru dejó bien claro a cualquiera que se le acercara que no quería saber nada de relaciones por un tiempo. —Sanosuke resopló ante ese argumento—. Y por supuesto, nunca me convertiré en otro de esos enfermos de amor que la acechan.
—¡Ya eres un enfermo de amor! —replicó Sanosuke.
—Vale —reconoció él—, pero ella no lo sabe. Soy su amigo, no un pelmazo que la acosa. —Sanosuke volvió a resoplar, pero más fuerte esta vez—. Necesita espacio para recuperarse de su relación fallida.

ESTÁS LEYENDO
La fiesta de Halloween
Fiksi Penggemar31 de Octubre, día de Halloween. Misao celebra una fiesta de disfraces de Halloween en su casa y, ayudada por otros cómplices, lo disponen todo para que Kaoru pueda lanzarse a la yugular del tranquilo Kenshin. ¿Podrá él resistirse a la tentación que...