Existe una leyenda entre los habitantes de las tierras oscuras, una leyenda casi tan antigua cómo la existencia de este reino, esta dice que todos los miembros de la realeza varones al cumplir los veinticinco años adquieren una maldición, una maldición que hace que cada treinta uno de octubre adquieran una sed de sangre y sus colmillos delanteros se vuelva excesivamente gigantes, tanto así que incluso se asoman por afuera de sus labios, cuentan, que si antes del primer rayo de luz no consiguen saciar su sed de sangre, sus cuerpos se quemaran y se convertirán en polvo, pero si lo logran, entonces al día siguiente volverán a la normalidad, cómo si nada nunca hubiera pasado
El día era soleado y brillante, hace tres días seguidos que había estado lloviendo, según las noticias, iba a estar lloviendo por mucho tiempo, por lo que era raro que el día hubiera estado tan hermoso, era algo que tenía que aprovechar si o si, después de todo, el estar tres días seguidos encerrado no le hacía nada de bien a su mejor amigo, aún si le daba toda la flojera del mundo levantarse de su cama y cambiarse su pijama, aún así lo así, después de todo, era por un bien mayor, se cambia de ropas, oliendo de paso su cuerpo y sintiendo asco por este, ¿cuántos días llevaba sin bañarse? Acaso importa, Luigi simplemente se hecha un poco de desodorante y perfume, y de paso se come un chicle, no se había lavado los dientes en todo el día, aún que tampoco había comido nada en todo el día aparte de un helado de dudosa procedencia, así que no importaba mucho, sentía cómo su cuerpo se hacía cada vez más débil y flacucho, aún que su estómago lo disimulaba, sus brazos y piernas no, aún que no se notaba al usar siempre mangas largas
Luigi baja las escaleras, encontrándose con él, el único que lo acompañaba en todo, el único que nunca se iría de su lado y el único que lo mantenía con cierta cordura
-espectroguau-el perro se levanta de su sueño al escuchar a su amo mencionar su nombre, respondiendo con ladridos de alegría-está haciendo sol, ¿por qué no salimos afuera?
Esas eran las palabras mágicas que hacían que espectroguau se alegrara más de lo normal, amaba ir de paseo, tal vez le gustaba caminar por entre los habitantes, o ver seres vivos, no lo sabía, pero tampoco importaba si es que eso le hacía feliz, aún que a Luigi le daba terror el simple hecho de salir, si fuera por él, nunca lo haría, se quedaría en su cama esperando que su cuerpo se pudriera, siendo comido por insectos, pero el perro se veía tan feliz saliendo y explorando que simplemente no podría negarle aquella felicidad por mero capricho
Luigi toma la corea color rojo la cual ata en el cuello del perro, y también toma su bolso con el que nunca salía sin, se detiene enfrente la puerta, posa su mano en la cerradura, solo debía girarla y salir, era fácil, ¿verdad? Debía de serlo, no podía ser tan inútil cómo para no poder hacer eso, Luigi observa a su amigo, quien le miraba con una sonrisa mientras tenía la lengua fuera de su boca, Luigi suspira mientras vuelve a observar la cerradura, y con mucho esfuerzo, la logra abrir
Espectroguau sale corriendo en cuento aquella puerta es abierta, mientras que Luigi es arrastrado por este, normalmente así eran todas sus caminatas, espectroguau guiando a Luigi y enseñándole nuevos lugares, pues este conocía mejor el reino champiñón que el mismo, aquella energía hacía que a Luigi se le olvidaran las miradas y los murmullos de los demás, al menos por unos segundos, olvidarse de sus problemas, al menos por unos cuantos segundos
El perro se detiene a observar unas flores naranjas y violetas que habían en medio de la acera, lo cual era raro y curioso, y aún más el contraste que hacían estos dos colores unidos
Luigi observa el cielo, era naranja con algunos toques rosados, el sol, se estaba escondiendo, estaba anocheciendo, debían de ser más o menos las cincos, por lo que tenía mínimo una hora más para estar afuera antes de que la noche los atrape
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La maldición koopa / one shot Bowuigi
FanfictionHace varios años atrás, se esparció una leyenda entre los koopas, esta leyenda decía que todos los hombres de la realeza al cumplir los veinticinco años, adquirían una maldición que hacía que cada treinta uno de octubre obtuvieran una sed de sangre...