𝐑𝐞𝐩𝐮𝐭𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 ☆ Jamal Musiala

one.

Sophia's pov

El silencio en el hotel en Fráncfort del Meno era una bendición después del bullicio del estadio. Habíamos regresado tras el partido entre Inglaterra y Dinamarca, y mientras mi hermano saltaba de emoción, relatándome cada jugada por décima vez, yo intentaba procesar el hecho de estar aquí, fuera de Londres, y en un evento tan público. Había pasado meses lejos de las cámaras, haciendo todo lo posible por mantener mi vida fuera de los titulares, y no estaba segura de querer arriesgarme a que todo eso cambiara de nuevo.

Pero, claro, por él, todo era distinto.

— Soph, ¿puedo pedirte algo? — La voz de mi hermano me sacó de mis pensamientos.

— ¿Otra cosa más? — le respondí con una sonrisa cansada.

— Quiero ver a Alemania jugar. ¡Es Toni Kroos! — exclamó, con ese brillo que sólo sus héroes futbolísticos podían encender en sus ojos.

Me quedé en silencio un momento, debatiéndome entre mis ganas de pasar desapercibida y la realidad de que, bueno, también yo había sido fan de Kroos. Pero la idea de otro partido, otra multitud, y el riesgo de que alguien me reconociera…

Suspiré, mirándolo, y entonces lo dije, sabiendo que cedería.

— Solo acepto esto por ver a Kroos jugar, que quede claro. — aclaré, tratando de que sonara a reproche, aunque la verdad era que ya había tomado la decisión.

Él sonrió, sabiendo que ya me había convencido. Y mientras se alejaba dando saltos de alegría, no pude evitar pensar que quizá esta era mi oportunidad de disfrutar un poco sin preocuparme tanto. O eso quería creer.

El día del partido llegó, y ambos estábamos listos mucho antes de lo necesario. Mi hermano, emocionado, no había dejado de hablar de la selección alemana y de cómo no podía esperar para ver a Kroos en acción. Yo, en cambio, me sentía desconectada, como si estuviera aquí sin estarlo realmente. Nuestro padre había conseguido entradas VIP, algo que mi hermano consideraba el mejor regalo de todos los tiempos, pero yo apenas lo sentía.

Mientras íbamos camino al estadio, me sumergí en mis pensamientos, mirando por la ventana del auto. La ciudad se desdibujaba a mi alrededor, y no podía evitar pensar en cómo había cambiado mi vida en tan poco tiempo. De estar en portadas de revistas, en listas de Billboard, recibiendo Grammys… a esconderme de todo y de todos. Todo por él.

A veces, cuando el sueño no llegaba, su recuerdo aparecía en mi mente. Sus palabras, sus gestos, y sobre todo, cómo me había hecho sentir. Aquel hombre, con su sonrisa encantadora y promesas dulces, que terminó convirtiéndose en una pesadilla. Cómo, de un momento a otro, el mundo parecía odiarme. Todo lo que construí, lo que logré con tanto esfuerzo, reducido a cenizas por el escándalo. Mis dedos se tensaron involuntariamente, recordando los titulares, los rumores, y el dolor.

— ¡Soph, mira! — La voz de mi hermano me devolvió al presente. Habíamos llegado al estadio, y él prácticamente saltaba de emoción, apuntando a las pancartas y los grupos de hinchas.