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El lugar se tornó en silencio al ver la escena dibujada en su alrededor, del vientre del omega salía sangre pero el dolor avía desaparecido por completo. De un momento a otro, la risa a carcajadas del sangre pura con los ojos azulados, retumbo en el salón haciendo que todos y cada uno, miraran asustados sin entender lo que pasaba antes de escuchar agua salir de algún lado del castillo, y mirando al piso al sentir el agua entrar por sus zapatos.

—Qué carajos—uno de los guardias logró pronunciar al ver el agua entrar por todas las puertas de la sala y como esta iba subiendo poco a poco del nivel del suelo.

—¿Qué mierda hiciste?—pregunto su padre mirándolo con un horror al ver tal escena.

Respiro profundo inflando su pecho, sin perder la sonrisa en su rostro y un leve movimiento de dedos—¿Yo?...—la sonrisa en su rostro desapareció y la espada en su cuello empezó a derretirse como la cera de una vela encendida—¿Enserio pensaste que me quedaría mirando como matabas a mi omega?

Las varitas de todos los magos apuntaron a él, con el rey listo para dar la orden para atacar. En los cuerpos de los dos guardias al lado de él, empezaron a marcarse dos culebras azules subiendo desde sus tobillos hasta el cuello, y la piel ponerse morada con el cuerpo paralizado, hasta que la sangre de ambos guardias empezó a salir en los lugares en donde las culebras cubrían su piel; hasta ponerse helada y los cuerpo cayeran con el charco de sangre debajo de ellos con la marca de las cortaduras.

—No soy como tú—las cadenas de acero cayeron quemadas de las muñecas del vampiro, mientras se levantaban con toda la tranquilidad del mundo; ignorando el hecho del agua subiendo cada vez más y los magos siguiendo apuntándole para matarlo—yo no entregaría la vida de mi hija por dinero—camino subiendo al escenario quedando al frente de su padre—y mucho menos mataría a mi omega al descubrir todo los planes que tiene contra su propio reino.

—...Te vas a atrever a desobedecer a tu—Giyuu lo interrumpió empezando a acorraló.

—Tú ya no eres mi padre, y yo ya no soy tu hijo—desapareció por un momento antes de hacer caer a el guardia quien estaba al frente de Tanjiro sosteniendo la espada en su vientre, y atrapando el cuerpo de su amado antes de caer al suelo—¿Quién mierda te hizo eso?—sostuvo su cuerpo sintiendo la sangre traspasar por sus manos mientras rosaba su nariz contra la de Tanjiro, mirando sus ojos caídos por el dolor recién provocado desgarrando su interior.

—...—Se quedó callado intentando recuperar su conciencia perdida. Pero las manos de Giyuu puestas en su vientre empezaron a curar los tejidos y reconstruir las celular muertas; abriendo poco a poco los ojos.

—¿Quieres que yo lo haga o lo haces tú?—preguntó dando un pequeño beso en los labios secos del menor, ignorando el agua a ya gran altura—No te vas a quedar quieto, ¿no es así? ¿No mataste a cuantas personas para poder dejar este infierno? Mejor...acabemos con todo esto—los ojos rojizos de Tanjiro brillaron por un momento, antes de un movimiento de dedos haciendo incendiar todas las puertas de la sala; encerando a todos los presentes.

—...¿En dónde estabas?—Tanjiro preguntó estirando el cuerpo y levantándose aún con el músculos dolido.

—Resolviendo en mi reino.

Todos en la sala miraban estupefactos al ver a ambos hombres vivos y sin un rasguño (ignorando la ropa ensangrentada de la túnica de Tanjiro). Por un momento, el emperador del reino mágico salió de su trance y dispuesto ha acabar con la vida de los dos agito su varita para lanzar unos de los hechizos malditos, pero antes que pudiera hacerlo, su varita fue arrebatada hasta llegar a las manos de Tanjiro unos cuantos metros más allá; quemando parte de sus manos en el proceso.

𝙿𝚕𝚊𝚗 𝙱// Giyuutan OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora