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—Entonces, ¿se demoraron tres años para encontrar a un simple omega que en ese momento estaba en celo?—rio de forma burlona, amarrado a la silla con las cadenas de metal enredadas en sus muñecas.

—¡CÁLLATE!—golpeó su mejilla con tanta fuerza al punto de casi romper su mandíbula. ¿En dónde carajos estaba? No tenía ni idea, solo sabía que después de años de tranquilidad, los guardias del emperador o más bien, su padre, lo habían logrado encontrar y ahora se encontraba amarrado a una silla oliendo las asquerosas feromonas de los alfas al frente suyo.

—Así que—la voz entrando a la habitación no le hacía mucha gracia, más bien, todo su buen humor se fue al momento de ver la figura de su padre entrar y acercarse a él—¿te divertiste mucho con ese sangre pura, no?—un silencio invadió la habitación mientras los pasos del emperador se hacían más sonoros—mi pequeño hijo—se agachó quedando un poco más abajo que Tanjiro—no sabes cuánto asco me da verte en este momento...pero tú te lo ganaste, por meterte con su sangre pura y dejarte embarazar por de un vampiro—quedó atónito al ver como sabía de la criatura creciendo dentro de él—¿por qué dejaste el castillo? Aquí tenías todo, incluso te iba a casar con el mejor guardián de nuestro mundo—detrás de él apareció un hombre alto con armadura y una espada en manos, poniéndole los pelos de punta al ver la figura de su supuesto prometido de hace años.

—¿Qué es lo que quieres?—intento mantenerse firme en su palabra, pero la voz temblorosa lo hacían decir de otra forma.

—De ti, nada; ya no sirves para gobernar este pueblo—tomó su barbilla levantándola con simpleza—solo quiero vengarme y demostrarle a el reino que es lo que pasa cuando un mago rompe las reglas—se levantó dando unos pasos atrás, para quedar a un lado del guardia—pero antes—el guardia se acercó a él poniendo un pie en su vientre—traeremos a el sangre pura mediante dolor.

El golpe en su vientre lo hizo perder el aire por un instante, haciéndolo toser y retorcerse un poco por el dolor—así que—el guardia lo tomó del cuello obligándolo a mirarlo a los ojos—¿te largaste un día antes del compromiso para acostarte con el enemigo? Maldito traidor—recibió un golpe en su nariz, mientras la sangre viajaba hacia sus labios—te marcaría para que no pudieras escapar...pero por culpa de esa cosa—habló el guardia refiriéndose a el cachorro—no lo puedo hacer—una sonrisa con una risa cínica en rostro, soltó su cuello por un momento—así que, divirtámonos un poco antes del gran show.

No pasaron unos cuánto segundos, cuando los gritos de Tanjiro se escuchó por todo el castillo del mundo mágico, acompañado de los sollozos por el dolor causado. Las palabras de su padre no eran de sorpresa, sabía que había defraudado a su progenitor pero, para ser honesto; nunca imaginó que era capas de torturar a su propio hijo para una venganza.

∗∗∗

Los sangre pura a pesar de ser carnívoros y agresivos a cualquier contacto, eran seres más ordenados como comunidad, respetaban a el emperador, pero también estaban dispuestos a escuchar todo lo que valla en contra del él; razonaban y decidían que era lo mejor.

El pueblo se estremeció al ver la figuraba que transitaba como si nada por el vecindario hacia el palacio de la familia imperial. Para los sangre pura, el heredero de su reino, era el vampiro al que más admiraban y lo seguirían sin chistar por lo que digiera el emperador; para ellos, estaba primero la palabra de él que la del emperador, y al verlo caminar como si nada después de tres años, era una señal y una alerta a que algo pasaría.

Empezaron a seguirlo sin hacerle estorbo, sin hacer mucho ruido mientras subían la pequeña montaña rumbo a el palacio. Al llegar, todos los vampiros se quedaron esperando en la entrada mientras Giyuu entraba a el templo principal del pueblo siendo recibido por todas las asistentes del emperador, ellas también preferían a el azabache como su superior y lo ayudarían en todo lo que pudieran.

𝙿𝚕𝚊𝚗 𝙱// Giyuutan OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora