Ya habían pasado dos semanas desde lo de Roi. No voy a mentir, lo extraño. A veces sus recuerdos aparecen como flashazos que me distraen en cualquier momento, como cuando estoy con Alex, aunque él siempre nota mi estado de ánimo. Siempre saca esa sonrisa tan suya, la que, inevitablemente, logra contagiarme de su alegría, aunque los pensamientos sobre Roi permanecen, como una sombra ligera.
Hoy quedé en verme con Alex, quería que conociéramos una pastelería que le gusta. Voy en mi bicicleta, pedaleando bajo la sombra suave de los árboles, y al llegar al pueblo, lo veo esperándome. Me acerco, apoyo la bici y le saludo con una sonrisa.
—Hace Frio hoy, ¿no crees? —me pregunta Alex, frotándose las manos.
—Sí, y mucho —respondo, ajustando el cuello de mi camiseta.
Él sonríe y señala la pastelería.
—Bueno... aquí es. Quiero que pruebes un postre que me encanta, aunque no suelo comerlo mucho.
—¿Ah, sí? ¿Y eso? —pregunto, curioso.
—Digamos que... siempre me hace correr al baño —dice, riendo mientras nos dirigimos a la entrada.
Procesé sus palabras un segundo y luego entendí. Reí al comprender que el queso no le cae bien. Entramos y nos sentamos cerca de una ventana que da a un lago grande y tranquilo, con algunas aves posadas en las orillas. La vista era perfecta.
Una chica llegó a tomar la orden, y Alex, con una sonrisa, pidió el postre que tenía en mente. A los pocos minutos, ella regresó con los platos y una sonrisa disimulada.
—¡Disfrútenlo! —dijo, dejando los platos.
—Gracias —respondió Alex, girándose hacia mí con emoción.
Miré el postre frente a mí, intentando adivinar su sabor. Los tonos de frutas rojas sobre la suave crema lo hacían lucir delicioso.
—¿Y esto es...? —pregunté.
—Cheesecake de frutos rojos —dijo Alex, esperando mi reacción.
Dudé un segundo, pero él me animó.
—No lo pienses tanto. Solo pruébalo y disfruta —dijo, tomando un bocado de su tarta de zanahoria.
Lo observé mientras comía, viéndolo concentrado en su plato, hasta que finalmente probé el cheesecake. No mentiré: era lo más rico que había probado en mucho tiempo. La acidez de las frutas combinaba perfectamente con el dulzor del queso.
—Entonces... ¿te gustó? —preguntó Alex, con una sonrisa curiosa.
—Está realmente bueno. No sé cómo nunca lo había probado —respondí, con la boca todavía llena.
—Sabía que te gustaría.
Seguimos comiendo, en silencio, pero cada tanto nuestras miradas se encontraban, solo para que uno de los dos mirara en otra dirección, riendo suavemente.
Después de unos minutos, terminamos de comer.
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Alex
—Entonces... ¿te gustó? —le pregunté, esperando su respuesta.
—Está realmente bueno. No sé cómo nunca lo había probado —dijo, con las mejillas llenas de tarta y una expresión que lo hacía ver aún más adorable.
Dios... ¿cómo puede ser tan lindo?
Mientras él seguía concentrado en el postre, me sentía en paz solo mirándolo, como si ver su felicidad fuese suficiente. Pero cada tanto, él levantaba la mirada y me encontraba, y los nervios recorrían todo mi cuerpo, como si me hubieran atrapado.
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ᥴᴀꪀꫀꪶᴀ -/𝑠𝑝𝑟𝑜𝑖𝑒𝑟 / +18
Romance"Todo empezó como un juego de miradas y silencios, hasta que las líneas entre amistad y algo más se desdibujaron. A veces, un solo vínculo puede dividirse en dos caminos, y elegir uno significa perder algo en el otro. En medio de risas y secretos, q...