La casa de Mina, la novia de uno de los amigos de Jungkook, ya estaba llena de estudiantes cuando él llegó. Era la última fiesta del verano, y el ambiente estaba cargado de una energía especial, como si todos intentaran aprovechar hasta el último segundo antes del regreso a la rutina. La música se escuchaba desde la calle, y las luces de colores iluminaban la entrada. Jungkook bajó de su moto con la misma actitud despreocupada de siempre, pasando una mano por su cabello antes de caminar hacia la puerta.
No tuvo que tocar; alguien lo vio llegar y le abrió de inmediato, saludándolo con entusiasmo.
—¡Jungkook! ¡Pensamos que no vendrías! —le gritó uno de sus amigos, Taemin, con una sonrisa de alivio.
—¿Y perderme una buena fiesta? Ni en sueños —respondió Jungkook, entrando con una sonrisa confiada.
Dentro, el ambiente era eléctrico. Parejas bailaban en el centro del salón, y un grupo de chicos se había apoderado de la cocina, donde servían bebidas y contaban historias exageradas. Apenas entró, Jungkook notó que varias miradas se posaban en él; siempre causaba cierta expectativa donde iba, aunque pareciera no notarlo.
Mina apareció entre la multitud y le sonrió con familiaridad al verlo.
—¡Hey, Jungkook! ¿Quieres algo de beber? —le ofreció amigablemente.
—Claro, sorpréndeme —respondió él, devolviéndole la sonrisa con un guiño casual.
Mina fue rápidamente a la cocina, mientras Jungkook se acomodaba en una esquina junto a Taemin y otros amigos. Observaba a la gente con aparente relajación, aunque siempre atento a su entorno. Los chicos hablaban de anécdotas de las vacaciones y planes para el nuevo semestre, pero Jungkook solo escuchaba a medias, sin demasiado interés.
Finalmente, Mina regresó con una bebida para él. Jungkook la recibió con una sonrisa agradecida, y ella se quedó a su lado.
—¿Y tú? —preguntó él, con su típica expresión despreocupada que siempre generaba simpatía—. ¿Te estás divirtiendo?
Mina asintió con una pequeña risa.
—Sí, aunque con tanta gente, es un poco... abrumador.
Jungkook soltó una risa baja, echando un vistazo a su alrededor.
—Bueno, una fiesta sin gente sería bastante aburrida, ¿no crees? —comentó en tono ligero, haciéndola sonreír.
A medida que la noche avanzaba, Jungkook se fue convirtiendo en el centro de atención sin proponérselo. Cada vez que alguien pasaba cerca, intercambiaba bromas y chocaba puños, y su risa fácil contagiaba a los que estaban a su alrededor. Parecía que él tenía la habilidad de hacer que todos se sintieran cómodos, a pesar de su imagen de chico rebelde.
En un momento, alguien subió el volumen de la música y un grupo de estudiantes comenzó a animar a Jungkook para que se uniera al baile.
—¡Vamos, Jungkook! ¡Muestra cómo se hace! —gritó uno de sus amigos.
Con una sonrisa despreocupada, él levantó las manos en un gesto de rendición.
—Está bien, pero solo porque ustedes insisten —dijo, antes de unirse al grupo de baile.
Mientras Jungkook movía los pies al ritmo de la música, las miradas de varios omegas se posaron en él, cautivados por su estilo relajado y seguro. Aunque no era el mejor bailarín, su carisma lo hacía destacar entre la multitud. A medida que avanzaba la noche, Jungkook se convirtió en el alma de la fiesta, desplazándose de grupo en grupo y asegurándose de que todos se divirtieran.
La fiesta alcanzó su clímax. La música retumbaba con tal fuerza que las paredes vibraban, y cada rincón de la casa estaba lleno de risas, conversaciones animadas y cuerpos bailando al unísono. Sin embargo, Jungkook, que hasta hacía unos minutos disfrutaba de la energía, comenzó a sentirse un poco sofocado en medio de la multitud.
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BUTTERFLY | KOOKV
Fiksi RemajaOMEGAVERSE | Jeon Jungkook, el alfa más codiciado de la secundaria, siempre ha sido el dueño de su propio destino, desafiando las reglas de su mundo. Sin embargo, en una fiesta, su lobo interior reclama a un misterioso omega, despertando un deseo qu...