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Blitz permanecía en su oficina, sumido en una penumbra que parecía envolverlo por completo. Las persianas estaban cerradas, y el único sonido era el murmullo monótono de una serie de ponys que ni siquiera miraba con atención. 

Sus ojos estaban hinchados y enrojecidos, la piel de su rostro tenía un tono apagado, y sobre su escritorio solo había restos de envoltorios de helado derretido. Blitz apenas había probado algo sólido en días; incluso pensar en otra cosa que no fuera helado parecía demasiado doloroso.

Millie se acercó con cautela, sosteniendo una bandeja con algo de sopa caliente. Ella lo miró con preocupación, con la esperanza de que al menos intentara comer algo nutritivo. Sin embargo, cuando trató de llamarlo suavemente, Blitz apenas levantó la mirada, sus ojos vagos y ausentes.

—Blitz, necesitamos que comas algo. Esto... esto no te hace bien, ¿sabes? —le dijo Millie con ternura, tratando de esconder la desesperación que sentía al ver a su jefe en tal estado.

Pero él negó lentamente con la cabeza, su voz rota y ahogada.

—No tengo hambre, Millie... déjalo. —Levantó la cuchara de helado, llevándosela a la boca con un suspiro pesado—. Ni siquiera sé para qué sigo aquí... todo lo que hacía tenía un propósito... pero ahora ni sé cuál es.

Moxxie y Millie intercambiaron una mirada llena de preocupación. El Blitz que conocían, decidido y temperamental, se había ido. Este Blitz estaba atrapado en un pozo oscuro de tristeza y vacío. 

Fue entonces cuando ambos decidieron que no podían quedarse de brazos cruzados; tenían que intentar algo, cualquier cosa. Así que, dejando a Blitz sumido en su melancolía, Moxxie y Millie emprendieron camino hacia el palacio de Stolas.


***


Al llegar al palacio, fueron recibidos por una escena inesperada. Stolas estaba sentado en su enorme sala, con las piernas cruzadas, viendo una telenovela romántica con los ojos clavados en la pantalla y una expresión de tristeza que no intentaba ocultar. 

Apenas se giró hacia ellos al escuchar sus pasos, sus ojos hinchados y enrojecidos, aunque aún conservaban un toque de curiosidad. La elegancia y majestuosidad de siempre se habían desvanecido; ahora, parecía un ser abatido, sin las fuerzas para esconder sus emociones.

Stolas intentó recomponerse al verlos, soltando un pequeño carraspeo y sonriendo torpemente, aunque su sonrisa era tan frágil que resultaba dolorosa de ver.

—Oh, mis queridos... Moxxie y Millie, ¿verdad? —dijo Stolas, su voz entrecortada por la emoción—. ¿Qué los trae por aquí? ¿Acaso algo pasó con Blitz?

Millie y Moxxie se miraron, sorprendidos por la franqueza del príncipe y por el evidente estado en el que estaba. Ese no era el Stolas que Blitz siempre describía con sarcasmo y fastidio; era un Stolas vulnerable, torpe, incluso perdido.

Millie dio un paso al frente, hablando con suavidad.

—Stolas... es sobre Blitz. Está... está en un mal momento. La agencia está en caída, y él apenas puede levantarse. Necesitamos su Grimorio o... o un cristal Asmodeano. Quizás eso nos ayudaría a recuperar la estabilidad de la empresa. Se supone que somos IMP porque viajamos al mundo humano y sin el Grimonio y la gema, no somos nada.

Por un momento, Stolas pareció regresar a su ser habitual que se había determinado a reflejar. Su expresión cambió, sus ojos aún hinchados adquirieron un brillo determinado. Se puso de pie con un porte que, aunque frágil, demostraba firmeza.

—No —dijo Stolas, su voz seria y decidida—. Si Blitz quiere algo de mí... tendrá que venir él mismo. —Hizo una pausa, clavando su mirada en los empleados—. Deberá venir a pedírmelo, sin excusas y sin intermediarios, así sea que me tenga que suplicar...

Millie y Moxxie no pudieron evitar notar el cambio en Stolas; aquella amabilidad estaba teñida por algo más oscuro, y aunque su tono era educado, su postura denotaba una decisión férrea. Se dieron cuenta de que no había nada que pudieran hacer para persuadirlo; el dolor de Stolas se reflejaba en su decisión, y él no cedería sin enfrentar directamente a Blitz.

—Gracias, Stolas —murmuró Moxxie, tratando de contener su propio nerviosismo.

Ambos se inclinaron en señal de respeto y se retiraron. Sabían que su misión no había sido exitosa, pero la firmeza y vulnerabilidad de Stolas habían dejado una impresión que difícilmente olvidarían.


***


De vuelta en la oficina, encontraron a Blitz en el mismo lugar, con la mirada perdida. Cuando Moxxie y Millie le contaron la respuesta de Stolas, él soltó un suspiro pesado, cargado de cansancio y tristeza.

—¿Que vaya yo? —repitió Blitz con una voz ahogada, como si apenas tuviera fuerzas para hablar—. No... no lo haré. Ni siquiera... no estoy en condiciones para eso. Ustedes vuelvan... díganle que... que no puedo.

Moxxie y Millie intercambiaron miradas tensas. Sabían que Blitz estaba atravesando uno de los momentos más duros, pero también sabían que continuar insistiendo en su decisión de no ir a ver a Stolas era como dejar que todo se desplomara a su alrededor. Aún así, por lealtad a su jefe, estaban dispuestos a regresar al palacio, aunque no compartieran su postura.

—Blitz, no creo que sea buena idea —comenzó Moxxie, dudando—. Hablamos con Stolas, y él... él parecía seguro de que sólo accedería si ibas tú. En serio creo que deberías considerarlo.

Pero Blitz los miró fijamente, su expresión endurecida y triste.

—Si no quieren hacerlo, está bien. Pero si esto es sobre dinero, aquí tienen —dijo, sacando su billetera y entregándoles el pago atrasado—. Ahora pueden volver con Stolas y decirle lo que les pedí. Díganle que... que yo no puedo. Ofrezcan su culo al búho maricón... de-... —sollozó llevando sus manos a su rostro.

Moxxie y Millie, aunque reticentes, aceptaron el pago, sus miradas llenas de preocupación y una mezcla de frustración que no lograban disimular. Sabían que el orgullo de Blitz estaba siendo una barrera, pero con el dinero en mano, no les quedaba mucho más que acatar sus deseos, aunque no estuvieran de acuerdo.

Ambos intercambiaron una última mirada de resignación antes de salir de la oficina, dejando a Blitz, nuevamente, en su soledad.

—Loona, cuida a Blitz —pidió Millie algo frustrada.

—¿Y por qué yo? —se señaló a si misma.

—Porque volveremos al palacio de Stolas... —anunció Moxxie guardando algo en su saco mientras dejaba sin querer su teléfono y el de sus esposa en un mueble.

—¡¿Que?! ¿Acaso Blitz no moverá su culo para ir a disculparse con Stolas? —gritó la loba enojada—. Hoy si me va a conoc-...

—¡No! Está muy... deprimido... —pidió Millie—. Solo dale helado cuando lo pida y quédate cerca por si le da nuevamente un ataque de ira... ¿si? 

—Agh, como sea... —se sentó en su silla mientras andaba en su celular.

—Gracias Loona... —agradeció la imp saliendo de IMP junto con Moxxie.


***

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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Quiero venganza -  |Helluva Boss|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora