◇TRES◇

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-Y dime, Wichapas, ¿por qué estás aquí? -preguntó Jes, unas cuantas sesiones después de conocerse. Se sentó a su lado, bien a su lado, el gorro de Bible era celeste, se tomaban las manos.

-Leucemia -murmuró.

Jes tuvo que oprimir su impulso de hacer una expresión mala; la leucemia era de las peores, por lo que había escuchado.

-Yo... cáncer de hígado.

-¿Bebedor, eh?

-¡Bible!

El chico del gorro comenzó a reír.

-¿Cuántas veces te dijeron que no debías tomar tanto, eh?

Jes terminó riendo con él y en verdad no sabía cómo hacía para que en cualquier situación pudiera sacarle una sonrisa, una risa sincera, hacerlo sentir feliz en una situación que creía imposible.

-Debo admitir que... sí fui un gran bebedor.

-Oh, yo también -confesó Bible.

-¿Con esa carita de bebé vas a beber?

-El vodka es agua para mí.

-Nah -Jes negó, escuchó a Bible reír de nuevo; el chico era muy risueño en verdad-. No te creo.

-Te desafiaría a una competencia de shots en este mismo momento, pero por razones médicas no puedo beber.

-Pues yo tampoco, así que mejor.

-Cuando salgamos de aquí tendremos la competencia de shots más histórica del mundo, Jespipat Tilapornputt -Bible alzó una ceja, desafiante.

-Oh, pues que así sea.

Jes cayó en silencio; con lentitud, apoyó su cabeza en el hombro de Bible. Este soltó un ruidito alegre que le pareció encantador.

-¿Crees que en verdad salgamos? -dijo-. Digo... se sabe que el cáncer no se cura, sino que se duerme, y entonces... al final nos va a terminar matando igual, tarde o temprano.

-Jes, claro que saldremos. Mira, yo vencí el cáncer una vez; toqué esa campana que ves cada vez que entras a la sala de quimio, y te digo que es la mejor sensación que tendrás en tu vida, y la viviré dos veces. Soy un afortunado.

-¿Es en serio? ¿También de leucemia?

-Riñones, empezó en los riñones -dijo Bible-, es más, como sorpresa, tengo uno solo y no es mío -y rió como si fuera un chiste tonto.

-Oh, te daría el mío, pero no podemos donar nada.

-Podemos donar amor, Jes, algo podemos.

-No, tampoco tengo amor... -negó, arrugando su nariz-. No soy una persona amorosa.

-Oh, entonces te falta amor. Ya sabes... los anémicos no pueden donar sangre porque les falta, y los que no tienen amor no pueden donar amor porque también les falta.

Jes sonrió como un tonto, acomodado en el hombro de aquel chico de gorro y ojos bonitos.

-Te donaré amor hasta que tú puedas donar el tuyo.

-Te donaré amor hasta que tú puedas donar el tuyo

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Historia original de bluchi95

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