Capítulo 29 "cita"

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Los días pasaban rápidamente, y los estudiantes de la U.A. aprovechaban cada momento para entrenar y prepararse para el esperado Festival Deportivo. Era una oportunidad única para demostrar sus habilidades y captar la atención de las agencias de héroes. El ambiente estaba cargado de entusiasmo y determinación, con cada uno de los jóvenes aspirantes esforzándose al máximo, perfeccionando sus técnicas y superando sus propios límites.

Sin embargo, mientras los demás estudiantes se enfocaban completamente en el festival, Ben tenía algo que aún pesaba en su mente, un pensamiento que no podía sacarse de la cabeza por más que intentara. La idea de que tal vez había otra manera, un camino alternativo para salvar a Shigaraki sin tener que matarlo, continuaba atormentándolo en silencio. Se encontraba repasando una y otra vez en su mente la conversación que había tenido con Itadori en el auto, y esa posibilidad de que la decisión que tomaron no había sido la correcta.

Pero cada vez que ese sentimiento de culpa comenzaba a aflorar, Ben lo sofocaba. Se convencía a sí mismo de que fue la única opción, de que Shigaraki estaba demasiado corrompido por All For One y que no había manera de liberarlo sin consecuencias desastrosas. "Era un villano", se repetía internamente, "una amenaza que estaba más allá de cualquier salvación. La decisión fue la correcta... lo fue". Su mente trataba de protegerse de la culpabilidad, de la sombra de duda que intentaba colarse en sus pensamientos. Sabía que, en el fondo, había algo de verdad en esa voz que le decía que había actuado sin considerar otras opciones, especialmente porque él mismo había instigado a Sonia a actuar.

A su manera de ver, Shigaraki había sido alguien consumido por el mal, alguien que, según él, no merecía redención. Para Ben, era más fácil pensar que la muerte de Shigaraki había sido un paso necesario, una decisión que les permitió asegurar la paz y evitar futuros problemas. Después de todo, en sus ojos, los villanos rara vez cambiaban, y no quería exponerse o exponer a sus amigos a un riesgo mayor en el futuro por una oportunidad de redención que podría haber fracasado.

Con esa lógica, Ben trataba de desviar su mente de los remordimientos que lo acechaban. Se forzaba a convencerse de que fue la mejor elección y se sumergía en su entrenamiento, intentando dar lo mejor de sí para el festival. Cada vez que golpeaba una bolsa de boxeo o levantaba pesas, intentaba canalizar su frustración y confusión en cada movimiento, como si así pudiera liberarse de esa incómoda sensación que lo perseguía. En el fondo, sin embargo, sabía que su mente solo estaba evadiendo el verdadero peso de la situación, el hecho de que, a pesar de lo que pensara, la muerte de Shigaraki era en parte responsabilidad suya.

Aún así, Ben continuaba proyectando su habitual confianza y seguridad delante de sus compañeros. Sonia, Itadori y Jolyne no tenían idea del conflicto interno que se estaba librando dentro de él. Cuando estaba con ellos, sonreía y se comportaba como siempre, incluso bromeando acerca de lo grandioso que sería el festival deportivo y la cantidad de agencias que sin duda querrían contratarlos después de ver sus habilidades en acción. Se mostraba entusiasta, casi eufórico, intentando convencerse a sí mismo de que todo estaba bien, que su consciencia estaba limpia y que no había nada de qué preocuparse.

Pero en sus momentos de soledad, cuando el bullicio del entrenamiento y las charlas con sus amigos se desvanecían, el remordimiento volvía a golpearlo. Era una carga silenciosa, un peso que no podía compartir con nadie, ni siquiera con Itadori, quien ya había mostrado su propia inquietud sobre el asunto. Así, mientras los demás continuaban adelante, Ben se aferraba a la idea de que hicieron lo correcto, aunque una parte de él, la parte que sabía la verdad, no dejaba de murmurarle que quizás, solo quizás, las cosas pudieron haber sido diferentes.

Durante uno de los entrenamientos en la U.A., Ben se encontraba ajustando su Omnitrix y preparándose para una serie de ejercicios de resistencia, cuando de pronto, Xylene hizo su aparición. Su mirada seria y evaluativa no pasó desapercibida. Con pasos firmes y su postura alienígena digna, Xylene se acercó a Ben con la clara intención de decirle unas cuantas verdades. Su mirada severa ya dejaba entrever su desaprobación antes de siquiera abrir la boca.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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