004: Adaptarse

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Max subía los escalones con las piernas temblando y el corazón en la boca, iba hacía la casa de Daniel.

¡Había recibido una llamada de él!

Pensó que iba a morir de la emoción, aún sigue vivo, pero no por mucho o eso cree, era domingo, el sol brillaba por lo más alto, desplandeciente.

Se supone que ese era su día libre, y la guardería ese día cerraba temprano, Sergio le había pedido el mismo, por el celular, que fuera a su hogar y cuidara a su hija.

Se suponía también, que Sergio pasaba tiempo con su hija los domingos, pero había recibido una llamada algo importante de la empresa en donde trabajaba. Por eso tenía que salir y no podía dejar a su cachorra sola.

Estaba halagado, pues que fuera la primera persona en ser llamada por el castaño para que cuidara a su pequeña mostraba confianza en el, Daniel le había dicho que lo recompensaría después.

Decir que no estaba ansioso por eso seria una total mentira.

Ahora estaba en frente de la casa, tragó saliva fuertemente, con su mano temblante tocó el timbre. Espero unos segundos antes que la puerta se abriera, era Sergio y tenía su traje a medio arreglar.

-¡Maxie, me alegra que llegarás tan rápido!- El Alfa le dejo lado para que pudiera entrar.

Cuando lo hizo, el aroma a cedro lo golpeó en la cara fuertemente, todo el sitio olía a él, era su territorio y entendía que lo hiciera, también había un ligero aroma a cachorro en el aire, el lugar era espacioso y ordenado.

Sergio era un padre responsable y lo sabía, miró como el castaño acomodaba su corbata y se ponía su chaqueta, de verdad que esa junta debía ser importante, pues ese traje de marca negro no era una de una reunión con amigos.

-Penélope esta durmiendo su siesta en el segundo cuarto del pasillo, también es mi cuarto pero eso no importa, hay papilla en la nevera y unos biberones ya arreglados, cualquier cosa me llamas.-Sergio terminaba de arreglar su traje mientras hablaba, recogió sus llaves y salió por el pasillo hacia la puerta, Max vio un maletín sobre una silla, lo tomó y fue tras el.

-¿Esto es importante?-Sergio se estaba arreglando los zapatos en la entrada, volteó para verlo y le sonrió.

-Sí, gracias Maxie.- Esperó que estuviera de pie para poder darle el maletín, Sergio lo tomó pero también, pasó una mano detrás de su cuello y lo trajo para darle un beso en la frente-Vuelvo a las nueve, lo prometo.-

El castaño salió, dejándolo allí en el pasillo con todo el rostro rojo y su corazón latiendo fuertemente en su pecho, la misma cálida sensación que tuvo antes se instaló de nuevo.

Volvió despacio por el pasillo, caminó hasta donde estaba la pequeña Penélope, abrió la puerta despacio, casi cae a el suelo, el aroma del alfa era mucho más fuerte allí.

-Oh, joder.- Jadeó, por suerte la pequeña Penélope seguía durmiendo tranquila y no lo vería tan vulnerable, caminó hasta la cama y tomó una de las almohadas para pegarla a su rostro.- Es tan bueno.-

Momentos después se dio cuenta de lo que hacia, sacudió su cabeza y dejo la almohada en su lugar, fue hasta la cuna en donde estaba la pequeña, era adorable ver como se chupaba un dedito mientras dormía entre sueños.

-Cosita preciosa.- Acarició su cabello con cariño, P arrugó su pequeña nariz y fue abriendo los ojos poco a poco, fijó su mirada en el.-Perdón por despertarte, si quieres puedes seguir durmiendo.-

Susurró, pero la pequeña tenia otros planes, ahora estaba completamente despierta y sentada en su cuna, estirando sus bracitos hacía el.

-¡Ba-ba!- Exclamó con una sonrisa y el rubio sabía lo que quería, la cargo poniéndola sobre su hombro, P acercó su rostro a su cuello para aspirar más del aroma.

¿Mamá? - Chestappen - Sergio Pérez x Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora