Capitulo 19: Recuerdos que no abandonan

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En las oscuridad, Geto caminaba por sus sueños. Otra vez estaba deambulando en la academia; tenía este sueño con regularidad, ya comenzaba a sentirte como algo de lo más normal.

Dobló a la esquina por el pasillo que conducía al bosque de Tengen. Allí es donde moriría Riko, allí es donde se desarrollan su sueño una y otra vez.

Estaba confiado que sería igual a las anteriores pesadillas, siempre se repetía el mismo recuerdo y cada vez se sentía peor.

—Llegaste tarde, Suguru—. Dijo Gojo entre la multitud de adeptos a la secta de manto estelar. Era lo mismo, todos esos idiotas aplaudiendo y su amigo ensangrentado, con los ojos perdidos cargando el cuerpo sin vida de Riko Amanai.

Se acercó y levantó la sabana, como siempre lo hacía para acariciar el rostro de Amanai, pero su todo su cuerpo se tenso y entro en pánico.

—¡K-K-KOKOTO!

—Llegamos tarde, Suguru—. Susurro Gojo sin voz, las lágrimas cayendo por sus ojos y la sed de venganza.

—¡MIERDA!¡QUIERO DESPERTAR!—. Gritó Geto jalándose el cabello con desesperación. —¡QUIERO DESPERTAR Y VER A KOKOTO!

Miró a su amigo, todo el cuerpo del albino se oscurecía, los adeptos de la secta gritaban en conjunto:

—¡Los hechiceros deben morir!¡Solo necesitamos a Tengen sama!

La cabeza de Geto daba vueltas, esta pesadilla era diferente, ¿Qué estaba pasando?.

—Suguru, ¿Quieres que acabe con ellos? No sentiría nada si lo hiciera—. Exclamó Gojo, a diferencia de lo que paso en la vida real, los ojos de este Gojo estaban enrojecidos, oscuros y abatidos por la sed de venganza.

Geto miró entonces a su alrededor, esos no hechiceros festejando la muerte de su amiga. Entonces lo entendió, si no hubiera sido Amanai, podría haber sido cualquier otro hechicero que Tengen escogiera. Estos monstruos solo querían una victima para satisfacerse a si mismos.

—No lo hagas—. Respondió Geto varios segundos después. —Eventualmente esta secta se disolverá y ya ni valdrá la pena, déjalos vivir.

El pelinegro le había dicho algo similar a Gojo antes, incluso solía repetirlo cuando tenía pesadillas, pero ahora mismo. Ya no importaba, salvaría a su mejor amigo de la desgracia de cargar con vidas inocentes debajo sus hombros.

Lo dejó salir cargando el cuerpo de Kokoto y cuando las puertas se cerraron, Geto; él siempre apacible y compresible Geto mató en su pesadilla a todos esos no hechiceros que aplaudían, no quedo absolutamente nadie.

—¡MONOS! ¡MALDITOS MONOS!—. Gritaba una y otra vez en estado frenético, ya había perdido totalmente la compostura por culpa de las pesadillas y ahora, ya no existía luz que pudiera disipar la oscuridad de su corazón.

Geto salió dejando los cuerpos regados por todas partes y se encontró con su amigo, lo miro con frialdad y le dijo:

—Suguru, ¿de esto querías salvarme?

—Si—. Asintió Geto, agachando la cabeza.

—¿Nos transformaremos en monstruos sin corazón?

—No lo sé, Satoru...

Fue entonces cuando la pesadilla volvió a alterarse y vio la Alabarda de Toji atravesar a su amigo. Geto no pudo moverse, esto se suponía que ocurrió mucho antes.

—¿¡QUÉ RAYOS PASA CON ESTE MALDITO SUEÑO!?—. Geto sollozaba en el piso, agarrándose la cabeza, sin duda estas pesadillas lo estaban acabando.

—Debes... despertar... Suguru—. Dijo un Gojo agonizante que cayo justo a los pies de Geto. Quien rápidamente se acerco para sostenerlo pero Gojo se desvaneció como niebla en sus manos.

JJK - El adiós despues de Amanai (Gojo/Geto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora