♡C A P 14:

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Mientras caminaba rumbo a la agencia notaba la extraña manera en la que me miraban las personas de mi alrededor, era como si fuese un bicho extraño y me cohibí al no entender las razones por las que me observaban de esa manera, ¿qué había de malo en mí?

Ignoré lo que estaba ocurriendo y seguí avanzando a mi lugar de destino, moría por llegar junto al señor Maximiliano.

Después de acalorarme y de caminar una considerable distancia, llegué a la agencia con los nervios de punta, si el señor Koch estaba ahí mi vida terminaría, no necesitaba ser muy inteligente para saber que en caso de que me viese aquí, armaría un escándalo y se esforzaría por humillarme «ya no estaba dispuesta a permitirlo, pero igual se desataría un verdadero caos».

Me envalentoné luego de respirar por algunos minutos e ingresé a la agencia, en donde me encontré a las recepcionistas que eran señoras mayores que siempre fueron buenas conmigo.

—¡Niña Keleine! —exclamó un de ellas y me atrapó en sus brazos haciéndome sentir bien —auch, ¿qué le pasó? —cuestionó al verme con atención.

—¿A qué se refiere? —me asusté, seguro su pregunta tuvo que ver con la manera en la que las personas me estaban mirando.

—Traes tu maquillaje corrido —informó una de ellas y quise desaparecer en ese momento.

Olvidé por completo que Hannah me maquilló, luego de eso recibí el regalo y lloré de felicidad por el regalo, así que las personas me miraban como bicho raro debido a lo horrible que me veía con la máscara de pestañas corrida, ¡qué vergüenza!

Quise culpar a mi mejor amiga por dos razones; por maquillarme y por no advertirme de salir así a la calle por lo fea que me veía, pero no podía culparla, el error fue mío por ni siquiera verme al espejo antes de venir ni en el camino a la agencia, ¡joder, hasta parecía estar ciega porque las puertas de la agencia eran de cristal! ¿Qué tan difícil era ponerle atención a mi reflejo? ¡Jodida mierda!

—Mira, niña —puso un pequeño espejo frente a mí y ahogué un chillido del susto, ¡agggh, parecía la niña del aro!

Iba a correr al sanitario para lavarme el rostro, pero lo peor sucedió sin darme tiempo de hacerlo.

—¿Keleine? —cuestionó con sorpresa, ¡esa voz!

Giré hacia donde él estaba con muchísima vergüenza acumulada y me encontré con el señor Maximiliano, pero no estaba sólo, lo acompañaba una mujer que parecía sacada de una pasarela de modelaje, ¿cómo era posible que alguien fuese tan perfecto?

Si mis cálculos no me fallaban, medía más de 1.70m, su cuerpo era delgado, pero con curvas en los lugares adecuados, si tono de piel era muy clarito, su cabello castaño lo traía planchado y de verdad no quería hablar de su rostro «aunque igual lo haría» porque me superaba en todos los aspectos con su rostro redondo, mejillas carnosas con hoyuelos, ojos azules, labios gruesos y pintados de rojo y ni siquiera su nariz la hacían lucir menos atractiva aún con que su tabique estuviese ligeramente desviado, ¡era hermosísima!

Al analizarla con tanta rapidez me entristecí de inmediato, ¿quién era ella y por qué estaba con él? ¿¡Era su novia?! Ni siquiera entendí porque me cuestioné esas cosas, ni siquiera capté la razón por la que me puse triste, él era libre de hacer su vida, pero... Ni siquiera sabía qué pero poner, simplemente me dolió imaginar que ella pudiese ser su novia porque ni volviendo a nacer podría competir con ella «Dios, en serio estaba enloqueciendo, ¿¡quién carajos dijo que esta era una competencia?!»

Me zarandeé mentalmente para reaccionar y volví al presente cuando Maximiliano siguió hablando y cuando ella me lanzó una mirada de lástima, me veía fatal, era obvio que lo haría en algún momento.

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