III.

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Se recostó en la cama observando el techo con un suspiro alto, su abuela no se veía feliz con el gato blanco que de pronto había aparecido, aseguró que ninguno de sus vecinos por ahí tenía alguno pero que recoger animales de la nada no era lo más recomendable.

El pequeño minino no se había separado de él toda la noche, incluso durante la cena estaba sobre sus piernas, insistente en no dejarle en paz. Lo seguía por los pasillos, se sentaba encima suyo en todo momento y constantemente se restregaba en su persona, como un genuino gatito meloso.

Pudo sentir un peso sobre su persona, abrió sus ojos de golpe observando al chico de momentos antes viendolo con curiosidad, le estaba dando una pequeña sonrisa coqueta antes de comenzar a besar su cuello con suavidad.

— ¿Qué estás haciendo?

—Mi trabajo, quizá.

Ingresó sus manos en la playera contraria comenzando a elevarla levemente.

—Haces ejercicio con frecuencia, ¿Cierto? Puedo sentirlo... Es aún mejor cuando soy chicos guapos como tú —susurró sobre sus labios antes de besarle suavemente.

La mente de Seungcheol genuinamente era un pequeño desastre, ¿A qué se estaba refiriendo el contrario? ¿Mejor? ¿Trabajo?

Sus pensamientos se congelaron al sentir los finos y húmedos labios comenzar a besar su cuello al mismo tiempo que una mano ingresaba en sus pantalones. Detuvo en automático sus manos empujando su pecho con suavidad viéndole mal.

— ¿Qué estás intentando?

—No puedes decir que no te gusto, soy literalmente tu tipo perfecto según tu mente.

—Eso no te da derecho a estar toqueteandome...

Jihoon giró sus ojos antes de dejarse caer en la cama a un costado del más alto.

—Esperaré a qué investigues que soy para poder cumplir mi parte... Agradece que vine yo a tu llamado y no alguno de los otros, ellos definitivamente no hubieran preguntado.

Suspiró antes de ingresar a las cobijas dejando pequeñas palmaditas a su costado para llamar al pelinegro.

—Ven aquí, vamos a dormir.

— ¿Dormirás conmigo?

— ¿En dónde más podría hacerlo? No hay otras camas aquí... Anda, prometo no morder.

Me dedicó una sonrisa entre traviesa e inocente la cual prefirió ignorar. Se encaminó al baño para colocarse su pijama y volvió a la habitación jugando con sus dedos.

Se cubrió con las cobijas con cuidado antes de sentir como el pequeño cuerpo contrario se abrazaba con fuerza a él.

—Esto no me parece necesario.

—No hables y duerme Cheolie, te ayudaré a dormir, ya verás.

Seungcheol suspiró sin saber exactamente como quitarse al contrario de él. Simplemente le dejó permanecer en esa posición antes de cerrar sus ojos cayendo de manera rápida en un sueño profundo.

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Los labios del más bajito eran suaves y tibios, las caricias de sus finas manos recorrían su abdomen haciéndole gruñir suavemente. El calor de la piel de ambos se complementaba de una manera casi perfecta.

Sintió como el cuerpo del más pequeño comenzó a restregarse sobre su entrepierna haciendo su erección más pronunciada con cada sutil movimiento, haciendo que mordiese esos lindos labios rosas.

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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Evocación (Jicheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora