Magic Phantom ORIGEN

Capítulo 2

Tomas se encontraba solo en su vagoneta, inspirado en las brillantes estrellas que parpadeaban con resplandor en el oscuro cielo, admiraba mucho esa vista, por eso siempre se sentaba a esperar afuera a que sea su turno para el show. Fue hasta que sintió una extraña sensación, similar a ser observado por todas partes pero que tu no puedas verlo al que te está viendo, eso lo alarmó y comenzó a buscar a su alrededor al responsable de causarle esa molestia. No entendía nada, pero asimiló que solo se trataba de alguno de sus compañeros que lo estaban espiando por curiosidad.

—¿Liam, Paul?... ¡Oigan chicos no empiecen con sus estupideces, voy a comenzar con mi acto en un rato!
Alzó la voz sacando su cabeza en la ventana de su vagoneta esperando que alguno de los mencionados saliera de su escondite, pero aún así, nadie respondió. Solo se escuchaban grillos y los gritos de alegría del público que disfrutaba del acto. Tom dirigió su mirada hacia el bosque pero no había mucho para observar, estaba lo suficientemente oscura como para no ver nada. Se asustó un poco lo que hizo que se volviera a sentar donde estaba, respiró profundo por unos segundos para calmarse.
    Alguien toca a su puerta, su alivio volvió al ver que se trataba de su ayudante, sabía lo que tocaba después, así que acomodó su moño y su sombrero para deleitar a todos otra vez.

Al momento de cerrar el circo la sensación volvió, trató de ignorarlo aunque era muy difícil. Pensaba que por el hecho de rodearse de tanta gente todo el tiempo lo provocaba, pero no, era algo más inexplicable.
    Esa noche no logró conciliar el sueño, se movía de un lado al otro sobre la cama sin hacer un avance en quedarse dormido, incluso gruñía y golpeaba su almohada con la cara, solo quería descansar, pero cuando lo consigue al fin, ya era casi de día y al percatarse de eso, no le quedó de otra que levantarse medio adormilado, tambaleándose y chocando con la propia cama. Lo peor de todo es que seguía teniendo la pésima sensación de ser observado todo el tiempo, en una de esas, hasta escuchaba pasos por donde no había nada ni nadie, o así lo parecía. Esos fueron los días que pasaban lentos para él, no quería contarle a nadie lo que le sucedía porque lo iban a tratar de loco o algo más que para él eran patéticas. Ese tormento aumentaba, con el resultado de llevarlo a pensar que en realidad se estaba volviendo loco a que alguien invisible lo perseguía. "Ya no más", pensó. Tuvo la decisión de no callar más.

—Muchachos... quiero hablar con ustedes.
Musitó Tomas tratando de no sonar nervioso. Se acercó donde se encontraba Richard y sus demás compañeros los cuales se disponían a sentarse sobre unas cajas de madera.

—Puedes proceder Tomas, últimamente has estado diferente, es como si hubieses estado más distante y distraído, tu magia no es la misma.
Contestó el jefe girando su cuerpo para hablarle de frente.

—¿Alguien más siente que los está vigilando?
Pregunta Tomas ya nervioso. De inmediato todos pusieron cara de confusión, la pregunta era demasiado extraña para ellos, algunos sonreían, otros aguantaban las ganas de reírse y otros lo miraban extrañados. Tom parecía demasiado serio como para que se tratase de un momento de chiste infantil. Tomas notó sus mirada y se cruzó de brazos para hacer entender que hablaba de verdad.

—¿Acaso es una clase de broma, Tomas?
Recalcó Richard.

—¡No es una broma! No he dormido bien por culpa de eso, hay alguien que me sigue y me observa... Escucho pasos por todas partes.
Insistió Tomas, su actitud cambió debido a la situación.

—Vamos a ver, tu no duermes bien porque un sujeto invisible te está acosando, ¿ves lo ridículo que suena eso? Tus chistes ya no son divertidos.
Mofó Liam mientras se quitaba el maquillaje de payaso. En su voz se notaba el sarcasmo a kilómetros, lo que provocó que los demás se rieran por la verdad obvia.

—Apuesto lo que sea de que se trata de ustedes.
Tom conservaba sus sospechas aunque no tuviera pruebas.

—Mira, si fuera yo, o alguno de mis compañeros, no lo haríamos tan obvio, nuestras ideas no son tan raras como las tuyas.
Contestó Liam.

    Tomas gruñó y frunció el ceño al escuchar las respuestas de Liam, en eso, se volvió hacia él y golpeó con fuerza una de las cajas que posaba en frente de él, provocando que todos quedaran momentáneamente callados dejando solo el silencio que se expandía como polvo sobre el aire.

—¿Me estas diciendo que estoy loco y raro o algo así?
Indagó Tomas, ya dejando su amabilidad a un lado, ahora solo quería que le creyeran pero su mirada reflejaba furia.

—No compa, es que lo eres...
Mencionó el adiestrador de leones el cuál sostenía su látigo en la mano.

—Es verdad, será mejor que cambies la talla de tu sombrero, Tom; aprieta demasiado y te hace ver cosas.
Agregó uno de los acróbatas.
    Ya de ese momento todos se rieron por las bromas. A Tom no le hizo ni una pizca de gracia, se quedó parado escuchando como nadie lo tomaba en serio.

—¡Cállense!
Gritó fuertemente dejando otra vez a todos callados. Lo volvieron a mirar de manera rara. Tom comprendió que no había caso seguir discutiendo, se disculpó con todos y se retiró sin nada mas que decir hacia su vagoneta, luego se sentó en su cama para reflexionar.