Manuel
Lucero y yo habíamos acordado vernos la noche siguiente. Durante todo el día estuve muy nervioso, posiblemente porque sabía que no iba a ser una conversación casual entre ella y yo como las que usualmente teníamos.
Milagrosamente José Manuel y Lucerito llamaron por la tarde para anunciar que su viaje se había prolongado más de lo pronosticado y que estarían más tiempo fuera de casa, lo que no ayudaba mucho a distraerme de la situación.
Al caer la noche fui a mi habitación para arreglarme. Si bien me vestí de manera casual, en el fondo había un impulso por vestirme más que bien. Me puse algo más de perfume que lo normal y no puse un pie fuera de casa hasta asegurarme de que mi aspecto fuera absolutamente impecable.
Lucero y yo vivíamos a unos escasos 20 metros, quizás, así que llegar hasta la entrada de su casa no me tomó más que un minuto y medio o dos, exagerando. Estando allí toqué la puerta y ella abrió casi de inmediato, como si ya me hubiera estado esperando.
—Buenas noches...— Dijo ella. —Pasa, por favor.—
Ella se apartó y aproveché para adentrarme en la casa. —Buenas noches, Lucero.—
Escuché cómo Lucero cerró la puerta detrás de mí, haciéndome sentir innegablemente nervioso, aunque traté de poner los pies en la tierra y convencerme de que nada fuera de lo común pasaría.
—¿Cómo has estado?— Pregunté mientras ella se acercaba. Antes de contestarme hizo una seña para indicar que fuéramos a la sala, cosa que obedecí.
Lucero se sentó en el sofá con la misma delicadeza qué la caracterizada y comenzó a hablar. —Honestamente no muy bien... Mi vida es un desastre en este momento y lo que pasó la otra noche entre nosotros no deja de rondar mi mente.—
Suspiré y asentí. —Te entiendo. Me está pasando lo mismo.—
—Te juro que... me siento tan perdida. No sé qué significa esto y de verdad que no quiero arruinar esta amistad tan bonita que hemos podido forjar, pero tampoco puedo seguir ignorando esto.—
—Mira, Lucero. Esto me tiene tan confundido como a ti. Ayer salí a caminar y me di cuenta de que no puedo estar evitándote coml lo he hecho, pero tampoco sé cómo más actuar estando contigo.—
—¿Por qué tendrías que actuar distinto? Hemos sido amigos por años.—
—Porque las cosas han cambiado, Lucero. Haya sido culpa de tu borrachera o no, me pediste que te besara. Eso va más allá de cualquier límite qué hemos impuesto.— Vi a Lucero mirar hacia abajo y agachar la cabeza como si estuviera regañando internamente por sus acciones. —Y lo peor es que por un segundo casi lo hago.—
—¿Qué?— Preguntó ella mientras volteaba a verme una vez más.
—Nunca en tantos años había pensado en traspasar esa línea delgada qué establecimos como límite para nuestra amistad, pero esa noche estuve a punto de hacerlo. Si no te hubieras ido, si te hubieras quedado un poco más, te habría besado.—
Lucero se quedó callada por un momento más antes de responder. —¿Entonces qué significa esto para nosotros?—
—No lo sé.— Me encogí de hombros de nuevo. —Aún tenemos muchos problemas tanto personales como entre nosotros como para pensar en... cualquier otra cosa que no sea en nuestros hijos. Además, tú sigues con Michel.—
Ella bufó y negó con la cabeza. —Formalmente quizás, pero hace siglos que las cosas entre Michel y yo no están bien. No quiero verlo.—
—¿Por qué? ¿Te hizo algo?— Fruncí el ceño. A pesar de todo Lucero aún tenía un lugar especial para mí y la idea de que alguien la lastimara de cualquier forma me molestaba.
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Ámame Otra Vez
ФанфикLucero Hogaza León, una mujer altamente reconocida en el medio artístico mexicano por su larga trayectoria musical y actoral cruza su camino con el de Manuel Mijares Morán, un también artista que le resultaba absurdamente tedioso. De manera sorpresi...