Flores en el alma

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1.

Me llenas de flores el alma, te he encontrado en el camino de la vida como una plantita solitaria que se esfuerza por sobrevivir a la sequía y tú, tan amable y desinteresadamente, me has obsequiado agua con la simple intención de verme florecer.

2.

Y una noche me encontré bailando yo sola bajo la luz de la refri, estoy aquí, sonriendo, cantando como si el mundo jamás me hubiese dolido, tratando de recordar esto demasiado bien.

3.

De repente sentí su mordisco en mi hombro, me volví para morderle el brazo, nos reímos y deseé que esa risa cómplice nos durase para siempre.

4.

Posó su cabecita en mi hombro, me abrazó y lo supe, simplemente lo supe.

5.

Para mí era más que sexo, era un rezo a su cuerpo cada que la tocaba desnuda, era un suceso religioso adorar cada parte de su ser, besar cada espacio con total devoción, como si tuviese en mis manos a una deidad. Esa sensación no volveré a sentirla jamás.

6.

Este es el primer vínculo donde en vez de pedirnos perdón constantemente desde las inseguridades, ofrecemos gratitud mutua, y que bonito, esto es definitivamente lo que me merezco. en vez de decir "perdón por hablar mucho" decimos "gracias por escucharme hablar tanto" y la respuesta también conlleva gratitud "gracias a ti por dejarme escucharte". El amor se encuentra en la gratitud.

7.

Tu ausencia me duele tanto, yo solo quiero que nos abracemos hasta que las piezas de mi corazoncito se vuelvan a juntar.

8.

Igual seguiré demostrandote amor, solo que ahora llegará de maneras mas sutiles...

9.

Era el mejor vino que había catado, con el toque dulce de unos labios que le amaba y deseaban.
¿Sabes? El mejor vino de este mundo lo caté en la boca de la mujer que amo.

10.

Me despertaba en medio de la noche bastante aturdida por la conciencia inconsciente de mi propia mente. No me sorprendía lo lejos que era capaz de llegar cuando no existía límite alguno para dejar volar la imaginación, y, a consecuencia, también los miedos. No hay manera de que escape del enorme vacío que se abre en mi cabeza y se apodera de las partes más oscuras de mi ser, pero también de aquellas que sé, o creo saber, siempre han estado llenas de luz. Mi corazón, por ejemplo. Fui intensamente gentil y amable hasta que la crueldad de las personas que un día amé corrompieron mi alma. Y me vi obligada a privar de la luz a un corazón dispuesto a vivir por amor. Yo nací para amar, no de la forma romántica que no es tan mala como parece cuando has hecho el proceso de deconstrucción desde el amor propio, más bien nací para estar completamente enamorada de las flores, de la lluvia, de las nubes, de los colores, de los atardeceres, de la sensación de la arena en mis pies, de los libros, de las risas de los niños, del ronroneo de los gatos, del sonido del viento acariciando mi cabello. Sé que nací con el propósito de sentirlo todo, de hundirme en los sentimientos más profundos y experimentarlos diez veces más fuerte de lo que lo haría otro ser humano normal. Entonces, a sabiendas de haber sido creada con un propósito divino, me vi obligada a cerrar las persianas de mi alma porque la última vez que alguien tocó mi esencia, me dejó rota más de una costilla. Luego de llorar y llorar sin parar por lo que parece una eternidad, no pude evitar sucumbir ante el dolor, ¿Quién podría? Si un corazón puro es capaz de soportar el veneno del odio sin ser dañado, me temo que no existe más pureza en mí. Sé que no merecía ser tratada de tal forma, no merecía todos los estragos que causó una persona que decía amarme. No merecía sufrir las consecuencias de la falta de amor propio de otras personas.
La vida no es justa. Creerías que por tener un corazón tan noble evitarías los cuchillos del narcisismo y la maldad, pero no es así, nunca ha sido así. Tengo más de una prueba que me permiten constatar que, como yo, las personas más nobles han sido cruelmente heridas por quienes decían amarles. Elles, como yo, sangramos hasta que la última gota se secó y nos dejó el pecho machado de rojo. Elles, como yo, se vieron obligados a cerrar las persianas y enfrentar la única verdad de la que hemos sido testigos, este mundo no está hecho para los que amamos con cada centímetro de nuestra existencia.
Me desperté, me despertaba una y otra y otra vez en medio de la noche. Vivía una pesadilla tras otra, como un bucle de dolor y angustia. El dolor se vuelve cíclico y se te clava hasta los huesos.
Intenté respirar, entender dónde estaba. Y entonces le sentí, su manita pequeña y cálida se deslizó entre mi pijama y tomó la mía de la forma más delicada posible. Debo haberle despertado con tanta agitación pero la ternura con la que me sujetó me hizo recordar que ya no corría peligro, no hay nada de lo que deba temer, por ahora. Y ella posiblemente jamás sabrá lo que un simple toque suyo puede provocar en mi cuerpo, porque más allá de hablar de pasiones y deseos, me hace sentir, cuando me envuelve en sus brazos con tanta gentileza, que nadie más puede volver a hacerme daño, nunca. Ojalá sepa que, para elle, estoy abriendo de nuevo las persianas de este lúgubre lugar, porque si alguien me ha devuelto la ilusión de ser abrazada sin ser lastimada, es la persona a la que ahora puedo llamar hogar. Tal vez el mundo no esté hecho para mí, pero su presencia en mi vida me hace creer que, tal vez, solo tal vez, el mundo merece una segunda oportunidad.

_"Puedes entrar y acomodarte aquí, en mi pecho. Lamento el desastre, aún hay demasiadas cosas rotas que debo arreglar, pero si me permites la virtud de tu paciencia, yo te permitiré experimentar la luz más cálida que este corazón pueda emanar. No voy a romper tu corazón, si tú rompes mi hechizo"_

Cuando las palabras sangranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora