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Yoongi miraba con ansiedad el reloj, sentado en una de las bancas del parque. Esperaba a quien alguna vez pudo llamar "novio", pero que por ser un imbécil inseguro, perdió. Sabía que no merecía otra oportunidad después de lo que pasó aquella noche de su ruptura. Sin embargo, sentía que su corazón se desgarraba lentamente al no estar cerca de él. Y lo peor de todo, sabía que su amor estaba a solo unas horas de casarse. La angustia y el dolor se mezclaban en su pecho, dejándolo sin aliento.

Cada segundo que pasaba se volvía una eternidad, y la incertidumbre lo consumía. ¿Qué habría sido de ellos si las cosas hubieran sido diferentes? ¿Cómo pudo dejar escapar a alguien tan especial? Los recuerdos de su relación, los momentos felices y las promesas de amor eterno, se agolpaban en su mente, haciéndolo sentir aún más desesperado. A pesar de todo, no podía evitar aferrarse a la pequeña esperanza de que tal vez, solo tal vez, las cosas podrían cambiar. Pero en el fondo, sabía que estaba destinado a sufrir en silencio, viendo cómo el amor de su vida se alejaba para siempre.

Dos años atrás

— ¿Cómo puedes decirme eso? —Habló el rubio con voz entrecortada, lágrimas brotando de sus ojos— ¡¿Cómo puedes decirme que no me amas sin siquiera mirarme a la cara?! —Se acercó al hombre y lo agarró con fuerza de su chaqueta— Sé un hombre y mírame a los ojos, repite lo que dijiste.

El dolor en aquella sala, que segundos atrás rebosaba de amor y caricias, se esparció en el aire. Yoongi, consumido por sus propias inseguridades, miraba al suelo intentando contener las lágrimas por las palabras que había pronunciado.

—Y-yo... —Suspiró con fuerza, buscando la valentía para enfrentar la mirada del menor y no desear abrazarlo y decirle que su depresión había regresado como un torbellino, haciéndolo sentirse inútil e insignificante, hasta el punto de querer alejarlo por no sentirse lo suficiente... o mejor dicho, por no sentirse merecedor del amor de Jimin.

— ¿Tú qué? ¡Dímelo de una vez! —El tono de voz de Jimin solo desgarraba aún más el alma de Yoongi.

—Yo... ya no te amo, ya no siento nada por ti y quiero que te vayas de mi casa... para siempre.

— ¿Por qué me haces esto? ¿No te das cuenta de que me estás destrozando? —Las manos de Jimin soltaron lentamente la chaqueta de Yoongi, su cuerpo se sentía débil y todo dentro de él parecía marchitarse— ¿No te importan los años que hemos pasado juntos? ¿O todas las cosas que he sacrificado por esta relación? Maldición, eres mi todo, Min ¿Qué hice mal?

—Nada, el problema soy yo... —Susurró Yoongi, bajando nuevamente la cabeza, dejando que sus lágrimas cayeran al frío suelo.

— ¿Es eso todo lo que tienes que decir? —Jimin preguntó con tristeza, mientras tomaba su bolso y su chaqueta— Ya veo... —Sus ojos reflejaban el dolor y decepción que sentía— Realmente creí que eras diferente, creí que todo lo que decían de ti era una mentira, pero ahora me doy cuenta de que no eres más que una mierda insensible que solo piensa en sí mismo. No te preocupes, créeme que te olvidaré rápidamente. Sé que encontraré a alguien que me haga feliz, porque a diferencia de ti, yo sí tengo corazón. Adiós, Min.

Sin decir una palabra más, Jimin salió de aquella casa que había sido testigo de tantos momentos de amor, cerrando la puerta de golpe. Cuando escuchó el ruido del auto de Jimin encendiéndose, Yoongi se dejó caer al suelo, soltando un llanto desgarrador mientras se abrazaba a sí mismo.

—Lo siento, de verdad siento mucho que esto haya terminado así. Pero te juro que es lo mejor, como dijiste, soy una mierda, una jodida mierda llena de defectos... —Lloró sin poder contenerse— Una mierda que te ama y te amará con todas sus fuerzas hasta el final de mis días. Sé feliz, mi vida, sé feliz y encuentra a tu verdadero amor.

El dolor en el pecho de Yoongi era insoportable, su corazón se sentía destrozado en mil pedazos. La habitación se llenó de un silencio abrumador, solo interrumpido por sus sollozos desgarradores. Se aferró a los recuerdos de los momentos felices que habían compartido, pero sabía que ahora todo eso se había desvanecido. La soledad se apoderó de él, dejándolo con un vacío profundo en el alma. Aunque sabía que había tomado la decisión correcta, el dolor de perder a la persona que amaba era insoportable. A medida que las horas pasaban, el peso de la realidad se hacía más evidente, y Yoongi se encontraba sumido en una tristeza abrumadora, deseando poder retroceder en el tiempo y cambiar las cosas. Pero lamentablemente, no había vuelta atrás. Solo le quedaba seguir adelante, aprender de sus errores y encontrar la fuerza para sanar su corazón roto.

Actualmente

—No vendrás... —Susurró Min, sintiéndose herido y derrotado al mismo tiempo. Ya había pasado una hora del tiempo que habían acordado para encontrarse, y con eso se desvanecían todas las esperanzas de Min. Solo deseaba una vez más que Jimin fuera feliz— Adiós, Jimin.

Se levantó de la banca en la que había esperado con tanto anhelo lo que nunca llegó, tomó su maletín y se alejó apresuradamente para evitar que la lluvia lo alcanzara en el camino a casa.

A pesar de sus esfuerzos por llegar rápido, la lluvia lo alcanzó de repente, empapando su ropa y su cabello. Pero eso era lo de menos, ya que su mente estaba concentrada en llorar cuando llegara a la puerta de su casa. Estúpidamente, había creído que Jimin aparecería de repente, gritando su nombre con fuerza para detenerlo.

—Muy cliché para ser real... —Soltó una risa desganada mientras colocaba la llave en la cerradura de su puerta.

El sonido de la lluvia golpeando el suelo se mezclaba con sus sollozos, creando una sinfonía de tristeza y desesperación. Min se adentró en su hogar, sintiendo el peso de la soledad y la decepción en cada paso que daba. Se dejó caer en el sofá, abrazándose a sí mismo mientras las lágrimas seguían fluyendo sin cesar. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón se estuviera rompiendo en mil pedazos.

Pero de repente, la puerta fue golpeada de manera insistente. Min quiso ignorarlo, no quería que nadie viera su rostro hinchado por el llanto ni el estado lamentable en el que se encontraba. Solo deseaba seguir llorando, incluso si eso significaba resfriarse por sus prendas empapadas. Sin embargo, el golpeteo persistente de la puerta no le permitía quedarse en paz. Finalmente, decidió levantarse y abrir.

— ¡Ya voy! —Gritó, exasperado, deseando que la persona detrás de la puerta se detuviera de una vez por todas. La desesperación en su voz era evidente.

Cuando abrió la puerta, nunca en su vida imaginó ver a Jimin parado frente a él. Se veía más hermoso que nunca, su nuevo tono de cabello rubio resaltaba sus ojos azules, sus labios lucían más rojos que antes y sus mejillas, tan adorables como siempre, estaban ahí, un poco menos prominentes pero presentes, regordetas y sonrosadas.

—Hola, Yoongi.

—H-hola, Jimin... —Min balbuceó, su voz temblorosa y su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

El tiempo pareció detenerse por un momento mientras se miraban el uno al otro, sin palabras pero con una intensidad emocional que llenaba el aire. El dolor y la tristeza se mezclaban con la esperanza y el amor que aún existía entre ellos. Era un encuentro inesperado, pero en ese instante, Min sintió una chispa de esperanza surgir en su interior. ¿Podría haber una oportunidad para ellos después de todo?

 ¿Podría haber una oportunidad para ellos después de todo?

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Rekindled | YM ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora